María Chindamo, una empresaria agrícola de 44 años de edad, desapareció hace cuatro años, el 6 de mayo de 2016, en la campiña calabresa. Hoy, gracias a las confesiones de un arrepentido perteneciente a un clan de la ‘Ndrangheta, la poderosa mafia calabresa -que han causado gran conmoción en Italia-, se supo que la mujer fue secuestrada, asesinada, triturada y dada de comer a los cerdos por esta organización. Tal fue el castigo que le infligieron por la negativa de esta de vender su terreno.
Fue un colaborador de la Justicia, Antonio Cossidente, ex miembro del clan de los Basilischi, quien reveló los terribles detalles, hasta ahora inéditos, de la muerte de la empresaria nazionale.
Según informaron el Corriere della Sera y La Repubblica, en febrero pasado Cossidente le contó a los magistrados de Catanzaro que se enteró a través de otro mafioso, Emanuele Mancuso, capo del clan homónimo de Limbadi, en provincia de Vibo Valentia, sobre el atroz final de Chindamo, una vez fue raptada sin rastros de su paradero.
Mancuso, también “pentito” (arrepentido) como Cossidente y con quien compartía la celda, aseguró que la mujer habría sido asesinada por negarse a ceder sus terrenos a otro mafioso. Se trata de Salvatore Ascone, de 54 años, llamado “u Pinnaularu” y narcotraficante del clan Mancuso, que era vecino de campo de Chindamo en la zona. Este hombre fue arrestado en julio pasado por haber saboteado el sistema de videovigilancia instalado en casa de la mujer, para impedir la grabación de imágenes del ingreso del campo de la empresaria.
Cossidente también brindó detalles macabros sobre su perturbadora muerte. Después de haber sido arrastrada hasta un furgón, la mujer fue llevada a una casa colonial, donde fue violentada y asesinada, luego tirada en un terreno, triturada por una trilladora y dada de comer a los cerdos, que habían mantenido en ayunas varios días antes.
En los últimos cuatro años los carabinieri habían inspeccionado diversas casas de campo de la zona, así como decenas de máquinas agrícolas, intentando, en vano, encontrar huellas de sangre de la mujer. Incluso se utilizaron perros especialmente entrenados llegados desde Palemo, sin resultados.
El secuestro
Por lo que parece, el plan para raptar a María Chindamo fue organizado rigurosamente. Los secuestradores la esperaron en el ingreso de su establecimiento agrícola porque sabían que la mujer tenía cita con algunos obreros que tenían que hacer algunos trabajos.
Quizás ella los conocía, porque no sospechó nada al verlos en la entrada de su finca. Pero fue agredida por tres hombres justo cuando estaba entrando con su camioneta y herida en el intento de escaparse, según se dedujo en la investigación al hallarse huellas de sangre en su vehículo, así como en las paredes que rodean el ingreso a su empresa.
La mujer desapareció en el aniversario del suicidio de su marido, Ferdinando Punturiero, que se ahorcó después de que la pareja decidiera separarse. Por eso al principio los investigadores habían seguido una pista relacionada con una presunta venganza urdida contra Chindamo por la familia de su cónyuge, pista que en verdad nunca prosperó.
Las revelaciones brindadas ahora por el arrepentido Cossidente, que ocasionaron estremecimiento en la opinión pública, abren un nuevo escenario para la resolución de un delito hasta ahora sin resolución por la Policía regional.
Simón Sánchez
www.diariorepublica.com Fuente La Nación/Diario República