Este jueves, por primera vez, tres organizaciones campesinas e indígenas que hace siete años se financiaban por medio de cultivos ilícitos, exportarán 10 toneladas de cacao de alta calidad a Austria.
Las asociaciones, hoy de cacaoteros, que agrupan a más de 360 productores, se suscribieron hace seis años a un plan contra cultivos ilícitos que les permitió cambiar 40.000 hectáreas de tierras sembradas con droga por cacao.
Todo inició en el año 2006, cuando el Gobierno puso en marcha un programa para frenar los cultivos ilegales y dio inicio al proyecto de Familias Guardabosques, como una alternativa para que los campesinos que cultivaban coca en Carmen del Darién, Riosucio, Unguía y Acandí, en Chocó y Urabá, pudieran crear negocios sostenibles y amparados por la ley.
Al proyecto en el Bajo Atrato se unieron 10 organizaciones. Tres de ellas, conocidas como Aprocafa del municipio de Acandí, y Sapinega y Asopadch de Unguía, todas del Chocó, son las que este jueves exportarán su producto a Austria.
“No solo vimos que era lo más rentable, sino lo menos conflictivo. La coca no traía sino problemas para los habitantes de la región”, cuenta Fidel Barrera, líder de Aprocafa, quien asegura que se siente optimista frente a esta nueva oportunidad en Austria.
Para potenciar el proyecto, el Gobierno, bajo la coordinación de la Unidad de Consolidación Territorial, el programa Contra Cultivos Ilícitos y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), consiguieron una alianza estratégica con una empresa en Austria.
Zotter, un gigante del chocolate austriaco, se comprometió a comprar el producto de los labriegos del Bajo Atrato.
Iván Fernández, director del Programa contra Cultivos Ilícitos, cuenta que para cerrar el negocio, Zotter no solo tuvo en cuenta la cualidad de desarrollo social del proyecto sino la calidad del producto. “Aquí no nos están comprando por lástima, porque son asociaciones de familias que fueron cocaleras. Aquí nos están comprando porque este chocolate es de la mejor calidad”, dice.
Para asegurar un buen nivel de calidad tuvieron que conseguir dos certificaciones importantes para la exportación: la Certificación Orgánica Internacional y la Certificación en Comercio Justo, proceso en el que se 160 millones de pesos.
Según el representante de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Colombia (UNODC), Bo Mathiasen, esta certificación de calidad permitió que el precio de compra en el mercado europeo sea del doble de lo que se vende en el país.
Vía El Tiempo