
En un contexto de creciente tensión geopolítica en el Caribe, el gobierno de Nicolás Maduro busca fortalecer su alianza estratégica con China. Este acercamiento se produce en respuesta al incremento de la presencia militar de Estados Unidos en la región.
El canciller de Venezuela, Yván Gil, se reunió con el embajador chino en Caracas, Lan Hu, quienes intercambiaron mensajes de apoyo. Gil resaltó el respaldo de Pekín frente a lo que describió como «acciones hostiles e ilegales» por parte de Washington, mencionando la «solidaridad» china en los esfuerzos de Venezuela para mantener la paz en el Caribe.
El respaldo chino se produce en el contexto de los recientes movimientos militares estadounidenses en aguas caribeñas, con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico vinculado a la situación en Venezuela. Ante esta situación, el régimen chavista refuerza sus vínculos con aliados estratégicos como China, con la intención de contrarrestar el aislamiento internacional y las sanciones impuestas por Occidente.
Durante el encuentro con el embajador chino, Maduro reiteró su compromiso de «fortalecer la unidad regional ante amenazas externas» y promover una «auténtica lucha contra el narcotráfico» desde una visión cooperativa del Sur Global. Estas afirmaciones se producen en un momento en que la postura de Maduro hacia Estados Unidos se ha intensificado.
Maduro ha calificado el despliegue militar estadounidense, que incluye al menos ocho buques de guerra y más de 4.500 soldados, como una «amenaza militar» directa. «Estamos ante un problema de carácter internacional», afirmó, sugiriendo una posible escalada diplomática en foros multilaterales.
Asimismo, el presidente venezolano afirmó que el país se halla en una «fase de lucha no armada», pero advirtió que si Venezuela es agredida, se podría pasar «inmediatamente» a una «lucha armada» contra lo que él denomina «grupo yanqui invasor». Este discurso, aunque en línea con la narrativa antiimperialista del chavismo, genera preocupación en un contexto ya marcado por la inestabilidad política y el narcotráfico en la región.
Por su parte, Washington ha defendido su reforzado despliegue militar en el Caribe como parte de operativos contra el narcotráfico, apuntando específicamente a Venezuela como un centro fundamental en las rutas del crimen organizado.
La actual reconfiguración de alianzas y los discursos beligerantes sugieren que Venezuela sigue utilizando la tensión internacional como una táctica para cohesionar el apoyo interno y mejorar su posicionamiento en el ámbito exterior. En este sentido, China actúa como un aliado estratégico que, a pesar de su apoyo limitado, ofrece al régimen venezolano un cierto alivio frente a las presiones occidentales.
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