
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, fue categórico este jueves al desmentir que su país esté siendo utilizado como plataforma para orquestar o apoyar algún tipo de «acto hostil contra Venezuela». El mandatario centroamericano aseguró que la presencia y el entrenamiento de militares estadounidenses en territorio panameño se enmarcan estrictamente dentro de los acuerdos de cooperación bilateral preexistentes.
Durante su habitual conferencia de prensa semanal, Mulino respondió a preguntas sobre si los ejercicios militares en la selva, que realizan tropas de Estados Unidos, estaban vinculados al inusual despliegue militar que Washington mantiene en el Caribe, y que ha generado especulaciones sobre una posible intervención en Venezuela.
»Con relación a lo de Venezuela, nosotros no tenemos nada que ver con eso, ni Panamá está prestando su territorio para ningún tipo de acto hostil contra Venezuela, ni contra ningún otro país del mundo», enfatizó el presidente Mulino.
Protocolo de cooperación y la importancia del Canal
El jefe de Estado panameño insistió en que los dos asuntos son «dos temas distintos» y «no tiene que ver una cosa con la otra». Explicó que las maniobras conjuntas con el Ejército de EE. UU. responden a un «protocolo que se autoriza por parte del Ministerio de Seguridad».
El Darién, la densa selva fronteriza con Colombia, es un lugar «apto» e «idóneo» para este tipo de entrenamiento por sus condiciones geográficas, aunque no es la única zona. Mulino recordó que Panamá, que carece de Ejército propio desde 1990, es sede periódica de ejercicios militares multinacionales como el Panamax, que congrega a fuerzas de seguridad de diversas naciones.
Esta cooperación militar, subrayó Mulino, es fundamental para la «salvaguarda integral» del Canal interoceánico, una entidad estratégica que exige la coordinación de todas las fuerzas policiales y militares del mundo.
El contexto de tensión regional
Las declaraciones de Mulino se producen en un contexto de elevada tensión regional. Desde agosto pasado, Estados Unidos mantiene un significativo despliegue naval en el Caribe, justificado oficialmente como una operación contra el narcotráfico. Sin embargo, el gobierno venezolano de Nicolás Maduro ha calificado reiteradamente este despliegue como una «amenaza» y un intento de propiciar un «cambio de régimen».
El punto álgido de esta situación lo marcó la reciente llegada a Latinoamérica del portaaviones nuclear más grande del Pentágono, el USS Gerald R. Ford, y su grupo de ataque, que incluye más de cuatro mil marineros y decenas de aeronaves tácticas.
Los ejercicios militares entre Panamá y Estados Unidos han sido frecuentes desde la invasión estadounidense de 1989. En abril pasado, ambos países renovaron su cooperación en seguridad mediante un memorando de entendimiento que permite una mayor presencia militar estadounidense temporal y rotativa, un punto que suscitó cierta controversia inicial en la nación centroamericana.
El mensaje del presidente Mulino busca desvincular categóricamente la política de seguridad y la cooperación bilateral de Panamá con Estados Unidos de cualquier escalada de conflicto en la región, reafirmando el principio de neutralidad de Panamá frente a las disputas geopolíticas.
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