La embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, renunció el martes directamente al presidente Donald Trump, según múltiples fuentes familiarizadas con su decisión.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, informó a través de Twitter que “el presidente Trump y la embajadora Nikki Haley se reunirán en la Oficina Oval a las 10:30 am de esta mañana”.
“Gran anuncio con mi amiga embajadora Nikki Haley en el Despacho Oval a las 10: 30”, escribió el presidente Donald Trump a través de Twitter.
También indicó que Nikki Haley dejará su puesto a fines de año después de hacer un “trabajo increíble”.
La exgobernadora de Carolina del Sur fue designada como embajadora en la ONU después de la victoria de Trump en la elección a pesar de apoyar al senador de la Florida, Marco Rubio, en las primarias presidenciales en 2016, y después haber apoyado al senador de Texas, Ted Cruz.
Cuando se le preguntó si tomaría el puesto del entonces secretario general Reince Priebus, Haley estaba intrigada pero tenía algunas condiciones.
Primero, ella le dijo a Trump que quería ser miembro del gabinete y del Consejo de Seguridad Nacional, privilegios que disfrutaban sus predecesores en la administración Obama. Pero quizá más importante: ella quería libertad para ser ella misma, decir lo que ella quisiera decir.
“Dije ‘soy una mujer de políticas, quiero ser parte del proceso de toma de decisiones’”, le dijo Haley a CNN en una entrevista en 2017, recordando la conversación con Trump. “Él dijo, ‘hecho’. Y yo dije: ‘No quiero ser un florero o una cabeza que habla. Quiero ser capaz de decir lo que pienso’. Él dijo, ‘Por eso es que te estoy pidiendo que hagas esto’. Con toda honestidad, no pensé que iban a darme todo lo que pedí. Y me lo dieron. Entonces, ¿cómo rechazas eso?”.
Durante más de un año y medio en el trabajo, repetidamente ha dicho lo que piensa, ya sea sobre los derechos humanos que muchos de los colegas de su administración o por denunciar el racismo en su hogar.
Agencias