
Congresistas de Florida chocan con Llder MAGA por acción militar de EEUU
Una abierta disputa surgió en las filas republicanas esta semana, enfrentando a influyentes congresistas cubanoamericanos de Florida con una destacada líder del movimiento MAGA (Make America Great Again), Laura Loomer, a raíz del creciente debate sobre una posible acción militar estadounidense contra Venezuela. El choque revela profundas divisiones en la base del expresidente Donald Trump respecto a la política exterior y la intervención militar.
La congresista María Elvira Salazar y el representante Carlos Giménez, ambos de Miami y férreos críticos del régimen de Nicolás Maduro, acusaron a la influencer Laura Loomer de apoyar tácitamente al gobierno venezolano. La controversia se encendió después de que Loomer publicara mensajes pidiendo que Washington se abstenga de impulsar un «violento cambio de gestión» en Venezuela, citando la promesa de «paz» del presidente Trump durante su campaña.
La representante Salazar, reconocida por su postura de línea dura contra Maduro, recurrió a X para responder directamente a Loomer. «Laura, una vez más, no tienes idea de que estás hablando. Estoy alineada con el presidente Trump en deportar a todos los extranjeros criminales ilegales, y a diferencia de ti, apoyo su fortalecimiento militar cerca de Venezuela…», escribió la legisladora.
La disputa comenzó cuando Loomer, identificada como una de las voces más cercanas al círculo de Trump, compartió un video de Salazar y la acusó de «pedir la intervención de EE.UU. y un completo cambio de gestión en Venezuela, hogar de las mayores reservas de petróleo y minerales raros del mundo». Loomer contraargumentó, apelando directamente a la base trumpista: «El presidente Trump hizo campaña de no nuevas guerras. Es el presidente de la paz. Salazar no está abogando por la paz».
Este enfrentamiento público no es un incidente aislado, sino el reflejo de una fisura que se amplifica en medio del creciente despliegue militar de Estados Unidos en la región. Recientemente, el Pentágono ha trasladado al Caribe a su mayor portaaviones, el USS Gerald R. Ford, como parte de una estrategia de disuasión y combate al narcotráfico. Además, operaciones militares en el Caribe y el Pacífico han resultado en la destrucción de más de 20 lanchas supuestamente vinculadas al narcotráfico y han dejado un saldo de más de 80 personas muertas.
Las encuestas sugieren que la posición de no intervención militar cuenta con un amplio apoyo dentro del electorado. Un sondeo reciente de CBS News y YouGov reveló que el 70% de los estadounidenses se opone a una acción militar en Venezuela. Esta oposición incluye a un significativo 34% de aquellos que se identifican con el movimiento MAGA y al 53% de los republicanos que no se adscriben al movimiento.
Otras voces conservadoras de peso han sumado su preocupación. El senador republicano Rand Paul advirtió a CBS News que «una vez que haya una invasión en Venezuela, o si deciden elevar los subsidios y regalos a Ucrania, verán una escisión y una fractura del movimiento que ha apoyado al presidente». En la misma línea, el comentarista conservador Tucker Carlson calificó en octubre como «malas noticias» que Estados Unidos se esté «embarcando en otra guerra de cambio de gestión» en Venezuela, cuestionando además la premisa de que ese país sea el origen principal de las drogas que llegan a Estados Unidos.
El debate subraya la tensión entre la política tradicional republicana de presión máxima y posible intervención, defendida por los congresistas de Florida, y la facción «America First» del MAGA, que prioriza la no intervención y la retirada de conflictos extranjeros, alineándose con la retórica de campaña de Donald Trump. La respuesta del expresidente ante este conflicto aún está por verse.
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