
Trinidad y Tobago anunció este viernes, 14 de noviembre de 2025, la realización de una nueva ronda de ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos, intensificando la presencia de Washington en el Caribe y elevando la ya tensa relación con su vecino, Venezuela, cuyo gobierno califica estas maniobras como una «provocación militar» y un plan para derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Este será el segundo entrenamiento conjunto en menos de un mes, con la participación de la 22.ª Unidad Expedicionaria de Marines de EE. UU., y se llevará a cabo entre el 16 y el 21 de noviembre. La actividad incluirá prácticas en ambientes urbanos y rurales, con uso de helicópteros y operaciones nocturnas, en una zona clave que se encuentra a tan solo 10 a 13 kilómetros de la costa continental venezolana.
Contexto de máxima tensión regional
El Ministerio de Relaciones Exteriores trinitense justificó los ejercicios como parte de una «larga historia de colaboración» y una demostración de la «sólida relación» bilateral. El objetivo principal declarado es reforzar la capacitación de las Fuerzas de Defensa de Trinidad y Tobago (TTDF) en la lucha contra el crimen organizado, la violencia de pandillas y los delitos con armas de fuego.
No obstante, estos entrenamientos se dan en un marco de escalada militar sin precedentes. Desde septiembre, la administración del presidente Donald Trump ha desplegado buques de guerra, aviones de combate y miles de soldados en el Caribe, como parte de la denominada «Operación Lanza del Sur», cuyo fin oficial es combatir el narcotráfico en la región.
Esta ofensiva ha tenido consecuencias trágicas y directas. Desde su inicio, las fuerzas estadounidenses han bombardeado al menos 21 supuestas narcolanchas, resultando en la muerte de al menos 80 personas. Washington considera a Nicolás Maduro un líder ilegítimo que encabeza un cartel de tráfico de drogas.
Repercusiones diplomáticas con Venezuela
La proximidad y el contexto de las maniobras han provocado una profunda crisis diplomática con Venezuela. La visita anterior, a finales de octubre, del destructor lanzamisiles estadounidense USS Gravely al puerto trinitense, desató la furia de Caracas.
Como respuesta directa a la presencia militar de EE. UU. en la isla, el gobierno venezolano:
Suspendió un acuerdo gasífero conjunto con Trinidad y Tobago.
Declaró persona non grata a la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar.
El presidente Maduro ha llamado al pueblo de Trinidad y Tobago a evitar que Estados Unidos «meta una guerra en el Caribe», además de ordenar sus propias movilizaciones militares.
A pesar de las denuncias venezolanas de que el despliegue es una «excusa para sacar del poder a Maduro», el Ministro de Asuntos Exteriores trinitense, Sean Sobers, ha asegurado que Estados Unidos no ha dado ninguna indicación de que los ejercicios se empleen para acción alguna contra Venezuela.
La intensificación de la actividad militar estadounidense, que incluye la presencia del portaaviones nuclear USS Gerald R. Ford en la región, subraya la creciente confrontación en el Caribe, históricamente reconocido como una Zona de Paz.
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