Por Efraín Rincón Marroquín
El desprecio del centralismo por el Zulia ha sido histórico, pero nada comparado a estos 13 años de una revolución que nos ha propinado toda suerte de ataques y vejámenes. Hugo Chávez y sus secuaces zulianos han inventado un modelo de gobierno para destruir el Zulia, por el simple hecho de ser opositores al proceso revolucionario. Afortunadamente no han logrado su cometido. Cada día la lucha del noble pueblo zuliano, en unión de sus líderes democráticos, se acrecienta en contra de un centralismo que pretende eliminar nuestra grandeza, para convertirnos en esclavos de un gobierno que traicionó los sueños y esperanzas de los zulianos. Esa historia tiene sus días contados. Por eso resulta irónico que quienes nos han traicionado nos pidan de nuevo apoyo y confianza. ¿Apoyo para qué? ¿Para seguir destruyendo y empobreciendo un Estado que ha sido referencia nacional de progreso y lucha contra el perverso centralismo? ¿Para qué sigan estafando la buena fe de los zulianos? Su tiempo ya pasó; no piensen jamás que la traición al Zulia la pagaremos con amor, de eso no tenemos duda.
Afortunadamente en el Zulia, como en el resto del país, empiezan a soplar fuertes vientos de cambio y progreso. Es hora de trabajar unidos para reivindicar al Zulia, para devolverle con creces lo que los traidores nos han arrebatado. Es hora de suscribir un compromiso con quienes creen en la inteligencia, laboriosidad y perseverancia que nos identifica como colectivo. Necesitamos que Capriles nos diga que tiene amor, capacidad y voluntad para sellar con los zulianos una alianza para el progreso y para un futuro promisorio, sin discriminaciones de ninguna índole. Es hora que Capriles nos diga que invertirá los esfuerzos y recursos que sean necesarios para que el Zulia sea una tierra que irradie el progreso y el bienestar por el que hemos luchado cada día. Ese compromiso debe tener en cuenta las extraordinarias potencialidades humanas, geográficas, culturales y económicas de esta región; el aprovechamiento integral de nuestras riquezas debe servir para acabar con el mito de la abundancia petrolera transformada en escasez. De nada vale que tengamos riquezas, si nos falta un compromiso de honor que contribuya a superar los problemas heredados por una revolución indolente con el Zulia y con el resto de las regiones de nuestro país.
El compromiso con el Zulia debe devolvernos nuestro puente, aeropuertos, puertos, vías y los recursos que ilegalmente nos ha arrebatado el centralismo; debe implementar en la COL un programa de inversiones públicas y privadas que eliminen la pobreza y el desempleo que dejaron las expropiaciones de las contratistas petroleras; debe fomentar la productividad agropecuaria en el Sur del Lago y Perijá, defendiendo la propiedad privada e implementando una alianza con los productores y campesinos para alcanzar una verdadera soberanía alimentaría; ese compromiso además debe mirar con justicia y humanismo a nuestros hermanos indígenas, garantizándoles una mejor calidad de vida con seguridad y excelentes servicios públicos. Ese compromiso debe atender a Maracaibo y San Francisco, para convertirlas en ciudades modernas, más humanas y con suficientes condiciones para abrirse al turismo internacional dentro del Caribe. Ese es el compromiso que los zulianos esperamos del próximo Presidente de la República, Henrique Capriles Radonski. Nuestros oídos están atentos para escuchar de sus labios el compromiso para hacer del Zulia una tierra de libertad, progreso y justicia.
Profesor Titular de LUZ