
Por Raúl Henríquez
Tildar a alguien de “ jalabolas”, no resulta tan insultante como suele interpretarse. Cuando Capriles Radosnski afirmó que su administración no estaría amparada por una corte de jalabolas, le dio una estocada peligrosa a su contrincante político, el presidente saliente.
Este ha mantenido a lo largo de casi 14 años de gobierno, un vínculo con los empleados públicos, que ha profundizado el jalabolismo como único medio comunicacional para subsistir en sus diferentes ámbitos laborales. Lo indignante de esta manera de actuar en la vida, es la continua y degradante valoración y autoestima de la persona.
Y es que el YO SUPREMO del régimen chavista, EL CORAZON DE LA PETRIA, la potencia de manera constante y perversa, ha sabiendas que solo en un culto conformado por jalabolas, puede reinar un individuo tan inculto y bárbaro como él.
En la PDVSA ROJA-ROJITA, se manifiesta con mayor fervor que en otros espacios, esta vil práctica de la desmoralización y pérdida de la autoestima.
Durante el paro petrolero del 2003, apeló a la estrategia de infundir terror en sus trabajadores. Los amenazó y logró amedrentarlos con el argumento de que “ si es necesario botarlos a todos, los botaré”. Mas de uno se chorreó e influyó en sus allegados, con baladíes argumentos tales como que alguien tenía que quedarse para salvar al país de un colapso total. Burdas excusas.
Cuando el hombre se enfrenta a un verdadero riesgo en términos de vida-muerte. Es cuando aflora su verdadera naturaleza. Hoy en día, la mayoría de ellos reconocen que la mística, el sentido de pertenencia, y la autoestima; han mermado en todas las áreas de nuestra principal industria. Siendo ésta la causa mayor de la continua ola de accidentes laborales en sus instalaciones, por haber permitido la penetración aberrante de la politización y el jalabolismo, en detrimento de sus responsabilidades y/u obligaciones, que han degenerado en catástrofes como la ocurrida en el complejo CRP, específicamente en la Refinería de AMUAY en la cual perdieron la vida decenas de venezolanos. Pero la vida les brinda una oportunidad dorada para resarcir el error cometido.
Solo actuando de la manera correcta, sufragando en las urnas electorales a favor de quien nos ofrece un camino de respeto mutuo, quien garantiza el proceso de discusión normal y transparente de las contrataciones colectivas.
Podrán recuperar a la PDVSA que en un momento llegó a ser una de las primeras empresas petroleras del mundo, por su eficiencia, capacidad y conocimiento de sus trabajadores. Esta decisión debemos llevarla a la práctica todos, los extrabajadores botados antes, durante y después del paro, los activos que rechazan las políticas humillantes de una tesis socialista que destruye la autoestima, y estimula la pérdida de los valores humanos, los jubilados petroleros que son despreciados y constantemente humillados. Todos CON TEMPLE DE ACERO, y sin ningún resguardo de temor, enfrentar esa decisión histórica.