
Por Javier Sánchez
Permitir que el continuismo obtenga la victoria sería el verdadero retroceso del país. Eso lo sabe la mayoría de los venezolanos, pero aún quedan rezagados que creen que la culpa de todo lo malo que se vive en Venezuela no es del jefe de Estado sino de los que lo rodean, y de ahí que se diga que Chávez aún arrastra gente.
El continuismo tendría como resultado la “casi nada” posibilidad de los venezolanos de salir de la desesperanza, de la corrupción e irresponsabilidad administrativa, de lo podrido que está el Poder Judicial y todo lo demás ineficiente que hemos observado en el manejo del Estado en la última década y un poco más.
Vuelve el amor y el corazón latiendo como lanza o anzuelo para captar votos por parte del oficialismo que lleva trece años en el poder y lucha por mantenerse seis años más o los que vengan a la cabeza de Hugo Chávez Frías y sus acólitos que conforman hoy en día la nueva burguesía Bolivariana, producto de un crecimiento macroeconómico que ha vivido el país con su renta petrolera y que a su vez ha permitido revivir la corrupción administrativa.
Se pretenden quedar con el Poder, para “vivir viviendo” a costillas del tesoro nacional y lo más grave aún, de lo que le han quitado o robado a través de las expropiaciones a empresarios y particulares que se han visto obligados a abandonar luego el país.
Por mucho que el Teniente coronel pretenda desligarse de su degastada y corrupta gestión en estos momentos en que aspira a una reelección, no es mucho lo que podrá conseguir, pues le será difícil explicar lo referente al acelerado enriquecimiento de los chavistas duros que están alrededor del comandante en jefe-presidente-y candidato presidencial y que todo el mundo los identifica con una muestra de impunidad gubernamental.
La oposición está proponiendo con su candidato unitario Henrique Capriles Randoski un cambio de todo esto a través de lo que ha llamado un camino de esperanza. Ha recorrido ya desde antes del mes de julio cuando inició la campaña electoral más de cien pueblos, advirtiéndole a los venezolano sobre lo tóxico que sería para el país y los venezolanos ese continuismo, con “chulos rojos” que han prostituido con su administración pública nuestras instituciones
Lo propuesto hasta ahora por Capriles vislumbra elementos de cambio y transformación, con inversiones para el país y políticas de no regalar el petróleo a otros como lo ha venido haciendo Hugo Chávez, y al mismo tiempo acabar con el actual desfalco de las arcas nacionales que ha venido enriqueciendo a muchos “rojos rojitos “a costillas del sudor del pueblo.
Por este camino anda el candidato opositor subiendo los cerros y llegando a todos los rincones del país donde el otro candidato no ha llegado ni llegará para vender su continuismo desenfrenado, ponzoñoso, virulento y hasta venenoso cuando le habla a la gran parte del país que espera su salida del poder, y los reta en tono desafiante y falta de respeto.
Para los venezolanos en este continuismo se ha puesto al descubierto el “Diablo Rojo” que ha destapado las cañerías de los distintos poderes que mueven el país de donde ha salido podredumbre. ¡Mosca! Este continuismo es Tóxico.