
Por Juan Pablo Guanipa
Estamos convencidos de que la educación y el trabajo son la palanca para el desarrollo. Muchas cosas positivas podemos decir
El pasado lunes pudimos participar en un evento que realmente nos emocionó. Ese día, cuando el gobernador del Zulia inauguraba el Liceo Escuela Técnica Industrial Fe y Alegría César David Rincón, cantamos con más fuerza los himnos de Venezuela y del Zulia. Estamos convencidos de que la educación y el trabajo son la palanca para el desarrollo. Que un gobierno regional, que maneja cantidades casi cifras marginales de dinero frente a lo que maneja el nacional, tenga una tan vasta obra que mostrar en materia educativa y que supere con creces al Gobierno que se apropia de casi todo el dinero que el Estado invierte en este país, es una demostración de que la salida es la descentralización.
Estamos hablando de más de 200 escuelas construidas, de programas de dotación de útiles escolares y alimentación a 350 mil niños en nuestras escuelas, de aulas virtuales que conectan a los chamos con los avances científicos y tecnológicos, de programas de becas como el Jesús Enrique Lossada, ahora ampliado hacia carreras de postgrado, de inclusión en nómina de más de dos mil maestros que estaban en situación de "interinos". En definitiva, de atención intensa a la educación que es futuro y progreso.
En el caso de este liceo, muchas cosas positivas podemos decir. El nombre escogido, César David Rincón, es un homenaje a un gran poeta zuliano. Destacamos su imponente y moderna infraestructura, así como que fue construido en el sector El Níspero de la parroquia Antonio Borjas Romero, zona de pobreza que tendrá en ese espacio una muestra de que las cosas se pueden hacer y se pueden hacer bien. Siendo una escuela técnica sus alumnos podrán egresar en las áreas eléctrica, electrónica e industrial. Y lo más importante, porque garantiza que allí se va a recibir educación redentora, es la alianza con Fe y Alegría para que asuma la conducción de este centro educativo con la experiencia, dedicación, entrega y calidad a la que esa institución nos tiene acostumbrados. Este país y varios países latinoamericanos reconocerán siempre la inmensa obra de Fe y Alegría. No hay duda de que en esa obra está metida la mano de Dios.