Por Henry Ramírez
El décimo octavo Encuentro del Foro de Sao Paulo se reunió en Caracas los días 4, 5 y 6 de julio pasados. Asistieron un poco más de 800 delegados representantes de más de cien partidos políticos y movimientos sociales, de cincuenta países de los cinco continentes, lo que convirtió a Caracas en la capital de la izquierda mundial. A este servidor le correspondió el deber y la responsabilidad de ser uno de los delegados por el PSUV de Venezuela.
Con el lema: “Los Pueblos del Mundo contra el neoliberalismo y por la Paz”, se iniciaron las deliberaciones durante estos tres días; se llevaron a cabo encuentros regionales, talleres temáticos, el I encuentro de las mujeres, el IV encuentro de las juventudes, el segundo seminario sobre gobiernos progresistas y de izquierda, y el seminario sobre paz, soberanía nacional y descolonización.
Desde el año 2000 había escuchado acerca del Foro de Sao Paulo, en un taller internacional al que también asistían miembros de partidos de Latinoamérica. Una compañera del PRD de México me hacía la referencia a lo que se comentaba del mismo: era un espacio para los militantes de la izquierda más radical y que, como lo mencionó alguien en este foro, era patrimonio de los más “jurásicos” de la izquierda. Debo confesar que es totalmente falso.
Nada más actual hoy en día que los temas que allí se debaten, en el que además convergen partidos como el PT de Brasil, el PRD de México, el PCC de Cuba, el FMLN de El Salvador, es decir, no se le puede atribuir a éste un radicalismo a priori, más bien, eso si, es radical en la defensa de sus postulados y las ideas que defiende.
La presencia en el foro de personalidades de la talla de Rigoberta Menchú, premio nobel de la paz, del vice-presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, Comdte. Leonel González del FMLN en los años de la lucha guerrillera en ese país, o José Ramón Valaguer, histórico compañero de los pioneros en la Sierra Maestra cubana, junto a Fidel Castro y el Che Guevara, miembro del comité central del PCC, así como también la joven senadora Gabriela Montaño, presidenta del senado Boliviano y miembra del partido MAS de ese país.
También estuvieron presentes el periodista y escritor Ignacio Ramonet, el que fuera candidato presidencial de Francia por la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, la bien recordada Rena Dourou del partido griego SYRIZA, víctima de la jauría neo-nazi que levanta viejos fantasmas ante la debacle de Europa de las finanzas. La referencia a la audiencia es para resaltar el agregado de calidad intelectual y de hombres y mujeres de compromiso con un mundo mejor.
La declaración final no pudo ser mejor. Aquí algunos extractos, especialmente los que colocan en el horizonte la significación estratégica de las elecciones próximas en nuestro país. El Foro “….se realiza en medio de una fuerte crisis estructural del capitalismo, acompañada de la disputa por espacios geopolíticos y geoestratégicos, la emergencia de nuevos polos de poder, las amenazas contra la paz mundial y la agresividad militar e injerencista del imperialismo (…) Mientras en regiones como Europa y Estados Unidos, el neoliberalismo sigue siendo fundamento ideológico de la política económica, en América Latina las fuerzas progresistas y de izquierda dirigen los destinos de una parte importante de las naciones del área y despliegan iniciativas que han permitido superar en alguna medida ‘la larga noche neoliberal’ (…) la batalla central de los próximos meses es la contienda electoral en Venezuela.
Todos los sondeos de opinión indican a las claras que la ventaja del candidato Hugo Chávez sobre el candidato de la derecha no es menor de 20 puntos. La derecha esta preparando las condiciones para desconocer el resultado y al árbitro el Consejo Nacional Electoral. Frente a esta situación, el Foro de Sao Paulo convoca a las fuerzas progresistas y de izquierda a respaldar la democracia venezolana, y a rechazar los intentos de desestabilización de la derecha” El XVIII Encuentro del Foro de Sao Paulo concluyó convocando a los pueblos a luchar contra el neoliberalismo y las guerras, a construir un mundo de paz, democracia y justicia social. Otro mundo es posible: un mundo socialista.