Escribía nuestro Libertador Simón Bolívar, padre de la Patria, en la Carta de Jamaica: “Los estados del istmo de Panamá hasta Guatemala formarán quizá una asociación. Esta magnifica posición entre los dos grandes mares, podrá ser con el tiempo el emporio del universo, sus canales acortaran las distancias del mundo; estrecharan los lazos comerciales de Europa, América, y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio!”.Muchas veces el comandante Hugo Chávez hacia referencia a esto y a la gran Maracaibo —así la llamaba— para señalar la importancia que le daba a esta ciudad, capital de la región más rica y pujante del país. La capital de la tierra de estos lados, alzando un poco más la visión para enlazarla con la del Libertador.El presidente Chávez siempre estuvo muy pendiente de Maracaibo y con angustias se interrogaba acerca del por qué la maravillosa conjunción de recursos, Lago, tierra firme y gentes no había alcanzado mejor destino. La gran Maracaibo siempre tuvo un lugar en el imaginario histórico caribe y andino, sea como tesoro preciado de los piratas, sea como tierra prometida bendecida por el maná petrolero, sea por la pléyade de científicos, artistas y empresarios que al cerrar el siglo XIX bañaron a la ciudad de un aire moderno y progresista
Aquí se selló la gesta del ejército libertador. La armada patriota de entonces en las aguas del Lago expulsó para siempre la pretensión de la bota extranjera sobre nuestros destinos. Aquella “épica batalla de Manrique y Padilla” tiño de sangre las playas dando paso a la aurora de la república que hoy somos. Fue aquí donde el horizonte inmediato abrió el paso al ideal de la Gran Colombia. Allí está la Casa de la capitulación de Morales, testigo silente de aquellos días magnos de cuando el español realista depuso armas y se rindió a la altanería de un pueblo que aspiraba un lugar en la historia. Hoy en proceso de reconstrucción y rescate junto a todo el casco histórico por mandato del gobernador Francisco Arias Cárdenas, luego que la gestión del partido de la Alcaldesa dejara todas esas edificaciones destruidas, malolientes y entregadas al olvido y a la indiferencia. Y cacareaban ser los representantes de la zulianidad.
Esa gran Maracaibo cargada de historia, ingenio de sus gentes y avances sociales pioneros en el país nacionalno puede estar hoy en peores condiciones. Su actual administración la tiene sumida en el descuido, la indolencia, la anarquía. Maracaibo esta fea, llena de basura, desordenada, rehén de una clase política incapaz de soñar otro futuro y forjar otro presente. No quisiéramos verla así, pero es una realidad que no podemos ocultar. Porque la Maracaibo que han cantado poetas y soñadores, protestona y señorial, orgullosa y altiva, alguien nos la ha robado. Y queda casi nada de aquella y en ésta nadie se reconoce.
A pesar de esto, el presidente Maduro y el gobernador Arias han estipulado para estas fechas patrias decretar a Maracaibo como capital de Venezuela. La Asamblea Nacional sesionará aquí, vendrá todo el tren ejecutivo del Gobierno de calle. El Municipio tendrá,por las presencias que nos engalanan y las efemérides —Batalla Naval, Día de la Armada y Natalicio del Sol de América— que celebramos, una importancia como se lo merece una ciudad como esta, con un pueblo como el maracaibero. Es el primer hito en la titánica tarea de rescatar la ciudad de manos de quien está. Habrá que pedirles disculpas a todos los visitantes por el estado de la ciudad, por la basura en las calles, por los huecos, por las chatarras ambulantes que sirven de transporte público y por todo el desorden en el que padecemos el día a día quienes aquí vivimos.
Este gesto será apreciado por todos los maracaiberos en su justa dimensión. Unos y otros. Porque salvar la ciudad y el Lago no tiene color y hacerlo va a requerir del concurso del profesional y el buhonero, del pescador y del petrolero, del que come en la 72 como el que lo hace en su casa, del gaitero y el salserín, del bombero y el policía, del servidor público como el de libre ejercicio, del wayuu y el arijuna, del estado administrativo en todas sus instancias como del enorme tejido empresarial que aquí hace vida y patria. La ciudad no aguanta más al liderazgo que le destroza su historia y su presente. El presidente Nicolás Maduro y el gobernador Arias Cárdenas han dispuesto de todo su liderazgo y gobierno para que Maracaibo sea otra cosa. Yo voy con ellos.