
Por Luis Homes Jiménez
Votar y resistir. Votar y resistir, y desde la resistencia, seguir organizando la lucha por la instauración de la verdadera democracia en el país.
A estas alturas de la instauración del régimen autocrático y militarista de Hugo Chávez, nadie puede dudar de su inmenso poder y control sobre la totalidad de los Poderes Públicos, que demuestran una hegemonía casi absoluta del poder. Es como si la sociedad y el país estuviesen “forrados” por una camisa de acero blindada que ejerce el control (apretando y aflojando) sobre el todo el tejido y vida de la sociedad. Por eso es que el Gobierno hace y deshace a su antojo sin que los Poderes Legislativos, Judicial y Electoral ejerzan un contrapeso a las decisiones o antojos de quien ejerce la jefatura del Ejecutivo Nacional. Ya este modelo de control societario y político (hecho en Cuba e implementado en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua) está siendo estudiado a profundidad en las universidades del mundo y en los centros académicos de las ciencias políticas y sociales.
¿Qué sentido y trascendencia tienen unas elecciones regionales para elegir los gobernadores de las entidades federales descentralizadas en este esquema? Pues para el sector oficialista es una oportunidad de avance al régimen totalitario. Es una visita al sastre para seguir “arreglando” esa camisa de fuerza en aquellos puntos geográficos que aún permanecen en manos de la oposición y, lógicamente, avanzar en la destrucción de las gobernaciones estatales para implantar efectivamente el plan de las comunas, cuya estructura jurídica ya está vigente desde antes de las elecciones parlamentarias de Septiembre de 2010.
Para el sector de la alternativa democrática, estas elecciones regionales no son otra cosa que un ejercicio de “resistencia” al avasallante ferrocarril comunal y totalitario liderado por Hugo Chávez. Es seguir luchando por conservar –casi en las apariencias– el reducto de sistema constitucional que nos queda vigente de la Constitución de 1999, que consagra a los estados y municipios como entidades político territoriales, así como a la nación, con competencias, funciones y atribuciones específicas que hay que desarrollar y ejecutar en sus máximas expresiones.
Hay que resistir, y para eso el primer paso es votar masivamente, porque mediante el voto los ciudadanos comunes y corrientes también ejercemos la necesaria resistencia para las posibles victorias regionales. ¿Qué es largo el camino? ¿Qué es difícil? ¿Qué es comprometedor? Sí, pero creo que no hay de otra. Votar y resistir. Votar y resistir, y desde la resistencia, seguir organizando la lucha por la instauración de la verdadera democracia en el país.