Por Joaquín Chaparro
Estos primeros meses del 2013, han transcurrido en un clima político, económico, social de grandes contradicciones, errores políticos y el fallecimiento del presidente electo, quien nunca pudo juramentarse, su desaparición deja un mal legado político, institucional y moral que no se aclaran. Mientras eso ocurre, los hermanos Castro planifican sigilosamente la estrategia política para mantener a Nicolás Maduro como presidente en las elecciones del próximo 14 de abril. Recurren a cualquier artimaña para atornillar al Vicepresidente “Ilegítimo” en la primera magistratura, su intención es seguir aprovechándose vulgarmente de los beneficios de la renta petrolera nacional que muy buenas utilidades ha brindado a la endeudada, débil y peligrosamente al borde del derrumbe de la economía cubana.
Frente a ese estado de cosas, los gurús de la economía encabezados por el maléfico Ing. Jorge Giordania, refugiándose en las fiestas carnestolendas sorprendieron al país con un shock monetario al que llamaron ajuste cambiario. Señalaron que el gobierno procuraba protegerse de las perturbaciones externas y de la inflación, por eso, anclaron el valor de la moneda del imperio de 4,3 Bs a 6,3 Bs/$, incrementándose en un 46,5 %, con un precio petrolero superior a los 100 $/barril, eso indica que nos empobrecimos un 46,5 %. Los expertos en materia económica sostienen que transcurrido estos largos y penosos 14 años de la revolución roja/rojita el bolívar ha tenido una depreciación escandalosa acumulada cerca de 1.000%.
Cuesta pensar que las reservas de Venezuela según informe del ente emisor BCV pasaron de 29.750 millones de dólares (2 de enero 2013) a 26.940 millones de dólares (7 de marzo 2013), es decir, que en menos de tres meses continuos nuestras reservas cayeron en 2.810 millones de dólares, con un promedio de caída de 43,2 millones de dólares diarios.
Además, surge la amenaza de profundizar el PAQUETAZO ROJO en una de su manifestación mas cruel, representado en el aumento del IVA, el restablecimiento del IDB, el aumento de la gasolina. El primero, se trata de un tributo que grava la enajenación de bienes muebles, la prestación de servicios y la importación de bienes, aplicable en todo el territorio nacional, que deberán pagar las personas naturales o jurídicas, las comunidades, las sociedades irregulares o de hecho, los consorcios y demás entes jurídicos y económicos, públicos o privados, que en su condición de importadores de bienes habituales o no, de fabricantes, productores, ensambladores, comerciantes y prestadores de servicios independientes, realizan las actividades definidas por la ley como hecho imponible, que este gobierno revolucionario lo ha mantenido entre 9 y 16 % estando en la actualidad en 12 %.
El segundo, (IDB), es un tributo que grava las transacciones financieras, sean personas naturales o jurídicas, en cuentas corrientes, de ahorro, fondos de activos líquidos, depósitos a la vista y en custodia. Las instituciones bancarias son las responsables de recaudar, enterar y controlar el impuesto de las personas naturales y jurídicas, las comunidades, las sociedades y los consorcios, en su condición de titulares de cuentas de impacto fiscal del IDB. La aplicación del IDB, manifiesta atributos fiscales para ayudar a compensar la ácida de otros impuestos y equilibrar las cuentas públicas. Este régimen, ha tenido una alícuota entre 0.5% y 1%, en un país donde se han gastado cerca de 1.200.000.000.000,oo de dólares en la revolución bonita.
La tercera y detonante medida es la cuasi anunciado aumento del combustible, lo cual es un tabú para el gobierno, ya que una medida de ese tipo desencadenó el Caracazo en 1989. El gobierno no ha tomado ninguna decisión al respecto; en el 2007 se intentó hacerlo, incluso se lanzó una fuerte campaña publicitaria para justificarlo, pero nunca se implementó, ahora parece casi un hecho, veremos que piensan los cerebros de la economía venezolana, Dios nos agarre confesado.
Abogado y Concejal de Maracaibo