Por Elías Jaua
Soy un mirandino. Nací en esta tierra, en Caucagua, el 17 de diciembre de 1969, a la 1 p.m. Aquí me críe y me formé como hombre, como persona, como sujeto político revolucionario y como venezolano. Soy parte de sus pueblos y ciudades, de sus playas y valles.
Los momentos más importantes de mi vida están vinculados a Miranda. Las escuelas y liceos, las plazas, las calles, las iglesias, los parques de Los Teques, de Higuerote, de San José de Barlovento me forjaron como ser social, tanto en lo personal como en lo profesional y lo público. En los barrios petareños, comprendí que una revolución era inevitable y necesaria.
De aquí es la familia en la que nací. Mi madre, maestra; mi padre, vendedor de cacao y después ferretero: gentes surgidas del propio pueblo. También de Miranda es la familia que he formado junto a mi esposa y mi hija y que me acompañan en nuestro proyecto de vida, que es el proyecto de la Patria.
Yo ‘vivo’ Miranda. Para conocer este estado hay que haber compartido el casabe y el lebranche de sus gentes; sus alegrías y tristezas; anhelos y esperanzas; las décadas de represión, resistencia, lucha y victoria; los inmensos sacrificios padecidos; las metas logradas; los sueños alcanzados.
Desde muy joven adquirí un compromiso con Miranda y sus habitantes. Un compromiso en lo personal con mi familia, mis amigos y mis vecinos que creo haber cumplido –y sigo cumpliendo cada día- con responsabilidad, honestidad y sentido del deber. Y un compromiso en lo público a través de los diferentes cargos políticos que me ha tocado ocupar y en los que he puesto lo mejor de mí mismo con el único objetivo de alcanzar el bien común. Así lo he hecho siempre y así lo seguiré haciendo en todos los lugares para los que la voluntad popular me designe.
Me tocó acompañar, desde mi militancia revolucionaria en la UCV, el dolor y el clamor de justicia de los familiares de las víctimas de la masacre del 27 F, entre ellos de los asesinados en Guarenas y en la escalera de Mesuca, en Petare. En esa lucha, nos tocó llorar a nuestros propios compañeros asesinados.
Mis primeros empleos como Sociólogo, fueron acompañar la lucha de las obreras textileras de la zona industrial de Boleíta, luego dar clases a la juventud barloventeña en el Instituto Tecnológico de Barlovento, ahora Universidad Argelia Laya, gracias a la Revolución Bolivariana.
Era abril de 1996, en el centro Comercial El Trébol, ahora Milenium, en Los Dos Caminos (Municipio Sucre), cuando me reuní por primera vez, junto a un grupo de compañeros, con el Comandante Chávez. Fueron 4 horas, una pizza de por medio y una decisión: sumarme definitivamente a las filas del proyecto bolivariano, bajo su liderazgo. De allí salimos a conformar el MBR 200 y el MVR en Miranda, luego la campaña y la victoria popular de 1998.
En junio de 1999, Uds. los mirandinos y mirandinas me eligieron Constituyente y en diciembre de ese mismo año estaba firmando, en nombre del pueblo de Miranda, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada días antes por la mayoría de los venezolanos y venezolanas. Mi mayor orgullo, en lo político. De ahí en adelante, es historia conocida.
Esa historia profesional y de lucha revolucionaria, la empeño en lograr que nuestra tierra mirandina, desarrolle todo su potencial: agroindustria, turismo, ciencia y tecnología, deporte, cultura y espectáculos… Y sobre todo estimular a nuestra población a darle rienda a su inmenso talento, capacitación y ganas de trabajar. Así lo he hecho, desde todos los cargos que me ha tocado ejercer en la Revolución Bolivariana.
La juventud Mirandina forma parte de esa Generación de Oro de Venezuela, de un País que ya es el quinto del mundo en cuanto a tasa de estudiantes universitarios. Por su parte, los profesionales –médicos, ingenieros, técnicos, arquitectos, abogados- reúnen todas las cualidades para liderar un futuro que está a la vuelta de la esquina.
Pero también conozco a la juventud de nuestros barrios, criminalizada por ser pobres, afros, motorizados. He logrado aprehender los códigos de su cultura urbana, de sus sueños y esperanza. Tengo un gran entusiasmo en construir con ellos senderos para la convivencia y la paz en nuestro estado.
A Venezuela le aguarda un esplendoroso porvenir. Durante estos 14 años se han puesto unos cimientos sólidos sobre los que construir una potencia dentro de esa otra potencia emergente que es Latinoamérica. El Estado Miranda, por talento y capacidad, tiene que encabezar ese proceso.
Durante estos cuatro años Miranda no ha tenido liderazgo regional, sino un precandidato presidencial perdedor, obsesionado con asaltar el poder sin importarle lo más mínimo que el pueblo Mirandino viva bien. Eso va a terminar el 16 de diciembre.
El Estado Miranda necesita un gobernador a tiempo completo. Necesita un gobernador que trabaje de forma coordinada con el Gobierno Nacional del Presidente Hugo Chávez para sacar adelante, con eficiencia y solvencia, importantísimos proyectos y programas en materia de seguridad, vialidad, servicios y de economía productiva. Para mejorar y reforzar los que ya existen, empezando por nuestras Misiones y Grandes Misiones.
La colaboración entre el Gobierno nacional y el estadal no sólo es un mandato de la Constitución, también es un imperativo moral para con nuestro pueblo. No podemos admitir que unos pocos obstaculicen el desarrollo de todo un pueblo para satisfacer sus intereses políticos y económicos.
Voy a desempeñar el cargo de Gobernador porque soy un Mirandino mas, porque tengo la competencia para ello y quiero a esta tierra, por eso me niego a renunciar a su porvenir. Porque es mucho lo que se puede hacer y lo vamos hacer, entre todos y todas.
Durante estos días nos encontraremos en las calles de nuestros pueblos y ciudades, en las que tantos momentos hemos compartido, para escuchar tus preocupaciones y propuestas para nuestro proyecto de gobierno. Te invito a construir ese futuro que es casi presente. Ya basta de excusas. Ha llegado el momento para recuperar a Miranda para el desarrollo, la seguridad, la paz, las buenas vías y servicios. En fin recuperarla para los mirandinos y mirandinas.