Por: Soc. Enrique Parra
El desmán colonial hispánico en América Latina, causa el desafío patriótico a la opresión, la derrota y expulsión del invasor. En consecuencia insurgen Repúblicas libres, independientes, soberanas y constitucionales – ideal bolivariano – las cuales, son traicionadas y secuestradas por las oligarquías terratenientes, para entonces, detentadoras del poder usurpado, al bizarro pueblo independentista.
El desenlace histórico de la irredenta traición oligarca sumerge a los pueblos latinoamericanos, en una nueva modalidad de subyugación política y económica categorizadas por científicos sociales como: Neocolonización y Dependencia. Ahora bajo la dominación, de los Estados Unidos de Norteamerica.
En otro tiempo (S.XX), pero en el mismo espacio; la historia contemporánea da cuenta del brote en Venezuela del petroleo, así como en países hermanos, se localizan otros minerales y productos de distinta naturaleza, convirtiéndose éstos, en la nueva fuente de riqueza codiciada por el capital forastero, en tanto, materias primas imprescindibles para el empuje de la gran industrialización global, promotora del crecimiento exponencial del consumismo en los países industrializados, a través de la masificación comercial de la producción. Proceso que avanzó, al ritmo de la ciencia y la tecnología: cibernética, telemática, robótica y la era espacial.
Las actividades empresariales extractivas y suplidoras de materias primas, a cargo de trust transnacionales en y desde los países subdesarrollados, agigantan la brecha histórica-social existente entre la metrópolis y los países satelites, evidenciada con el incremento de la pobreza extrema, marginalidad urbana y estructural desigualdad social; además, de la desnacionalización y saqueo licencioso de las riquezas de los pueblos.
Las compañías multinacionales apoyadas en el desnacionalizado poder político de nuestros países, actúan como agentes o instrumentos del neocapitalismo, apropiandose de la mayor parte del Producto Nacional Bruto que producen los trabajadores, cada vez más excluidos de la toma de decisiones políticas y biosocialmente depauperados. También, operan como precursores del progresivo deterioro del medio ambiente, de manera impune.
De modo que, el nuevo orden económico mundial estructurado y de expansión global como capitalismo neoliberal, después de la segunda guerra mundial – consenso de Wahsintong – se caracteriza por enriquecer y empoderar a una minoría cada vez más restringida – el 2% de la población mundial concentra el 50% de la riqueza global acumulada – a la vez que, desparrama en los países subdesarrollados, dependientes y neocolonizados: atraso económico, estancamiento político y desigualdad social. Condenando a inmensas mayorias humanas, a convivir en extremas condiciones de subsistencia vital.
En la América Latina de hoy, oprimida desquiciada y convulsa por los «shock» socioeconómicos neoliberales, avanzan procesos de transformación social cuya conducción es asumida por movimientos sociales, que actúan en sentido transversal conformando redes de insurrección popular, de gran intensidad e integración de los diversos sectores de la sociedad, con cada vez mayor nivel de consciencia social.
Esas rebeliones sociales deben asumir el objetivo estratégico: construir un Estado liberador soportado en la Democracia participativa, protagónica y activa; capaz de extinguir los gobiernos plutocrático, títeres y entreguistas que apelan al neofascismo, frente a la fuerza popular que propugna el cambio social.
En la América Latina neocolonizada y dependiente, resplandece la pertinencia histórica, del ideal libertario de Simón Bolívar.
Viva la Unidad y Solidaridad de los Pueblos Latinoamericanos!!!
PD: Celebro junto a todos los venezolanos con consciencia democrática, los 20 años de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La Constitución de la Revolución._
ENTREVEO N° 57