
Por Henry Ramírez
Reflexionábamos en la anterior entrega acerca de la alarmante contaminación del aire en la ciudad seriamente agravada en los últimos años. Una nota de prensa en un diario nacional mostraba los resultados de investigaciones realizadas por profesores de LUZ que ponían en evidencia la degradante calidad del aire que respiramos. Ambas —la noticia y la investigación— poco difundidas en la región, no merecieron el menor comentario de la alcaldesa o de su vocero ambiental. Bueno, este último declaró al mismo periódico de forma tal que su ignorancia e indiferencia a duras penas la supera su jefa.
Creo, sin embargo,que no podemos quedarnos en la crítica. La denuncia está en el ambiente, la respiramos y termina incubándonos enfermedades alérgico/respiratorias, especialmente en los más vulnerables. Debemos avanzarhacia una propuesta que aborde el problema y muestre perspectivas de solución. Ésta la anclamos dentro de lo que es posible hacer desde el gobierno de la ciudad, aunque el problema también debe ser abordado por los niveles regional y nacional de gobierno. Pero es en el ámbito municipaldonde mayores aportes se pueden hacer: tiene competencias constitucionales y legales, además de la obligación de regular la vida de la ciudad.Es en la administración municipal dondeenfocamos nuestras propuestas. El problema está a la vista de todos y la mayoría de los estudios medioambientales coinciden en que este deriva, de la contaminación y el deterioro acelerado del medio ambiente en la ciudad de Maracaibo. Ya lo decíamos con la contaminación del aire; pero también debemos afirmarlo con la calidad de las aguas, (¿hace falta nombrar una vez más el estado de nuestro lago?), la salud de los suelos; la contaminación sónica, el desastroso manejo de los desechos sólidos (basura) que contribuye multiplicando los efectos contaminantes de todos los aspectos anteriores.
Es hora que la Alcaldía de Maracaibodiseñe e implemente una política ambiental para la ciudad.Claro que ya no será en esta administración; ojalá en la que venga. Un plan ambiental para la ciudad que proyecte un desarrollo sostenible para dejarle un futuro a las generaciones por venir, y además ayude a combatir muchas enfermedades a la generación presente ya que también es un problema de salud pública. Lo primero que la Alcaldía debe hacer es asumir su competencia, hacerse responsable y luego elaborar una política ambiental que disponga de normas, procedimientos, pautas, protocolos y establezca indicadores del buen vivir. Que prevea la infraestructura para ello, que se haga de las alianzas urgentes entre administración, ciudadanía, iniciativa privada y poder popular que permita implementar planes, programas y proyectos, para mejorar el medio ambiente que nos rodea y hacerlo más vivible.
Debería comenzarse porreestructurar los institutos y órganos administrativos encargados de lagestión ambiental. Reconvertirla en una secretaria de ambiente de altísimo nivel profesional y al mismo tiempo de profundo sentir participativo, porque el asunto no es exclusivo de los especialistas. Debería reagrupar al IMA y al IMAU en esa secretaria. Ésta última se encargaría de la limpieza pública, recolección y procesamiento de los desechos y reciclaje. La secretaria tendría otros departamentos o institutos, por ejemplo, un departamento de obras y servicios, un departamento de control ambiental, uno de parques y plazas, otro de investigación y monitoreo, otro de recursos hídricos y saneamiento, producción vegetal y servicios especiales. Esto no es lujo ni un capricho regionalista. Todas las grandes ciudades de Latinoamérica lo tienen y hasta se han incorporado a programas mundiales de prospectiva sobre los efectos inmediatos y de mediano plazo del Cambio Climático. Por lo pronto, ayudaríamos mucho al clima del planeta y a la atmósfera de Maracaibo cambiando de Alcalde.



