
El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, ha anunciado la suspensión temporal del procesamiento de solicitudes de ciudadanía y residencia («green cards») para ciudadanos de 19 países, entre ellos Cuba, Haití y Venezuela. La medida, que forma parte de un esfuerzo más amplio por reforzar la seguridad nacional, entró en vigencia este martes 2 de diciembre.
La decisión se toma en un contexto de elevadas preocupaciones por incidentes de seguridad en el país, como el reciente ataque armado cerca de la Casa Blanca. La administración justifica la detención de los trámites migratorios como una medida preventiva para evitar el ingreso de personas con posibles vínculos a actividades ilícitas o terroristas.
Países Afectados y Razón de Seguridad
La lista de naciones afectadas, publicada por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), es una ampliación de las restricciones de viaje impuestas en junio. Según el diario Semana, la lista incluye, además de las tres naciones latinoamericanas, países como Afganistán, Irán, Libia y Siria.
Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior, justificó la medida: “Es fundamental que nuestras políticas de inmigración garanticen que aquellos que busquen ingresar a este país no representen una amenaza.” Las autoridades federales señalan que la falta de una evaluación rigurosa en los procesos migratorios podría poner en riesgo la seguridad del pueblo estadounidense.
Impacto Humanitario y Reacciones Políticas
Para Cuba, Haití y Venezuela, la suspensión tiene implicaciones significativas:
Venezuela: El gobierno de Nicolás Maduro ha acusado a la administración Trump de utilizar la seguridad nacional como pretexto para desestabilizar su régimen.
Haití: El país, sumido en una grave crisis humanitaria y violencia pandillera, verá a miles de sus ciudadanos afectados en sus esperanzas de regularizar su estatus en EE. UU.
Organizaciones internacionales de derechos humanos han condenado la medida, calificándola de inhumana y discriminatoria, argumentando que solo aumentará la desesperación de quienes ya enfrentan condiciones de vida precarias.
Por su parte, la administración Trump defiende sus políticas como esenciales para proteger la soberanía y anticipa la posibilidad de nuevas restricciones, posicionando la política antimigratoria como un tema clave en su campaña de reelección.



