
El Caribe se ha convertido en un escenario de creciente tensión mientras el presidente de EE. UU., Donald Trump, intensifica la presión militar contra el gobierno de Nicolás Maduro. La administración estadounidense ha reconocido en privado, según reporta CNN, que el objetivo subyacente de la campaña es desafiar y potencialmente derrocar a Maduro, una meta que data desde el reconocimiento de Juan Guaidó en 2019.
Maduro ha respondido al despliegue militar estadounidense con una escalada de retórica y el anuncio de una movilización masiva de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), de 123 mil miembros, bajo el nombre de Operación «Independencia 200». A la fecha, 20 de los 23 estados venezolanos han sido militarizados como parte de estas maniobras.
En las últimas semanas, las Fuerzas Armadas de EE. UU. han movilizado buques de guerra y armamento a la región, realizando ataques directos contra embarcaciones que, según afirman, transportan drogas frente a la costa venezolana.
La presión se incrementó cuando el presidente Trump confirmó que había autorizado a la CIA a realizar acciones encubiertas en Venezuela. Trump, además, elevó el nivel de la amenaza al declarar que su gobierno sopesa ahora acciones en territorio continental venezolano:
“Sin duda estamos mirando hacia tierra ahora, porque tenemos el mar muy bien controlado”, dijo el Presidente a los periodistas.
Este enfoque sigue a la vinculación de Maduro con narcotraficantes y cárteles designados por la administración Trump como grupos terroristas. Fuentes de CNN afirman que los recientes ataques contra embarcaciones son un mensaje inequívoco para Maduro.
Como contraparte, Maduro ha intensificado su retórica y propaganda, asegurando que sus milicias voluntarias suman más de ocho millones de reservistas, aunque expertos ponen en duda la cifra y la calidad del entrenamiento.
La tensión alcanzó su punto máximo esta semana con el sobrevuelo de bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea de EE. UU. cerca de la costa venezolana. Los aviones volaron a solo 132 millas (213 km) del territorio continental, dentro del espacio aéreo internacional controlado por la autoridad de aviación venezolana.
Mientras la administración avanza en su plan, existen fricciones internas en Washington. El Departamento de Justicia ha emitido una opinión que incluye una lista secreta de grupos que podrían ser tratados como «combatientes enemigos», permitiendo su ejecución sumaria sin el debido proceso bajo dirección presidencial.
Fuentes cercanas al Pentágono indicaron que algunos abogados militares han expresado preocupaciones sobre la legalidad de los ataques letales contra sospechosos de narcotráfico, especialmente expertos en derecho internacional dentro de la Oficina del Consejero General del Departamento de Defensa.
Múltiples fuentes señalaron a CNN que los recientes ataques militares estadounidenses son solo el comienzo de un esfuerzo mayor para erradicar el tráfico de narcóticos en la región y, potencialmente, desalojar a Maduro del poder.
Diariorepublica.com



