
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, emitió una enérgica condena a las políticas de Estados Unidos hacia Venezuela, calificando al pueblo venezolano como la «víctima» directa de un «bloqueo» y de recientes «agresiones militares» en el Caribe.
En una entrevista con el Sistema de Medios Públicos, el mandatario colombiano advirtió sobre las graves consecuencias humanitarias de las acciones de Washington en la región, especialmente tras recientes incidentes militares.
“El pueblo venezolano es un pueblo bloqueado. Se quedaron sin comida, sin agua, y millones tuvieron que huir por culpa del bloqueo. Ahora vienen acá a tirar misiles. De los 27 muertos ya sabemos que hay pescadores y colombianos al parecer”, expresó el presidente Petro, denunciando que los recientes ataques militares de EE. UU. en el Caribe han cobrado vidas inocentes, incluyendo pescadores y, presuntamente, ciudadanos colombianos.
Interés geopolítico y económico vs. discurso antidrogas
El jefe de Estado cuestionó abiertamente el discurso antidrogas utilizado por los Estados Unidos para justificar sus operaciones militares, sosteniendo que detrás de estas acciones existe un «claro interés geopolítico y económico» sobre los recursos naturales de la región.
El presidente contrastó las políticas de su país, enfocadas en la paz, con las operaciones estadounidenses: “Nosotros hemos incautado 34 toneladas de cocaína sin un solo muerto. En cambio, las operaciones de EEUU dejan decenas de muertos. Esa es la diferencia entre una política de paz y una política de guerra”, puntualizó.
Lazos inseparables: Colombia y Venezuela
Petro también subrayó la profunda conexión y el destino compartido entre ambas naciones, recordando que la relación entre Colombia y Venezuela es inseparable.
“Con Venezuela somos el mismo pueblo. Hay cuatro millones de colombianos allá y 14 millones en la frontera. Es media sociedad que queda afectada. No es un juego. Los primeros en morir no son los gobiernos, es el pueblo”, afirmó.
Para finalizar, el presidente Petro criticó el trato «inhumano» que Estados Unidos ha dado a los migrantes latinoamericanos, incluyendo a venezolanos y colombianos deportados.



