
Petro Poroshenko se proclamó como el ganador de las elecciones presidenciales celebradas hoy en Ucrania, a partir de los resultados arrojados en los primeros sondeos a pie de urna al cierre de los colegios. Poroshenko habría obtenido un 55,9 por ciento de los votos, mientras su gran rival, la ex primera ministra Yulia Timoshenko, tendría un 12,9 por ciento, por lo que no sería necesario disputar una segunda vuelta.
«Las elecciones tuvieron una sola vuelta», aseguró un exultante Poroshenko durante una multitudinaria rueda de prensa en la capital ucraniana, en la que dijo que quiere convocar elecciones legislativas antes de fin de año. Poroshenko defendió su apuesta por el futuro ingreso en la Unión Europea y manifestó su oposición a la federalización de Ucrania, como exigen el este rusohablante y el Kremlin.
Al mismo tiempo que sostuvo que Ucrania debe seguir siendo «un Estado unitario», adelantó que su primer viaje como presidente será al Donbass, la cuenca hullera ucraniana que incluye a las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Poroshenko subrayó que su prioridad como jefe del Estado será acabar con la guerra y el caos en los que se encuentran sumidos los territorios controlados por las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Según los tres sondeos a pie de urna, Poroshenko habría ganado los comicios con entre un 55,7 y un 57,3 por ciento de los votos, muy por delante de la ex primera ministra, Yulia Timoshenko, que quedaría entre un 10 y un 12%. Timoshenko asumió la derrota, pero insistió en solicitar la convocatoria de un referéndum sobre el ingreso en la OTAN.
Entre otras cosas, en su programa electoral Poroshenko defiende la concesión del estatus oficial a la lengua rusa en las regiones donde es hablada por más del 10 por ciento de la población. Además, en un gesto de que lanzará una lucha sin cuartel contra la corrupción, prometió que venderá su empresa Roshen, uno de los mayores productores mundiales de bombones y dulces, que le han valido el apodo del «Rey del Chocolate».
Poroshenko, que ya participó activamente en la incruenta Revolución Naranja de 2004, fue el principal patrocinador de las protestas del Euromaidán que desembocaron en disturbios y en el derrocamiento del ex presidente prorruso Viktor Yanukovich.
Ucrania votó para elegir a un nuevo presidente que tendrá la dura tarea de poner fin a la insurrección separatista prorrusa en el este del país, además de normalizar las relaciones con Moscú actualmente enfrentada a los occidentales.
Kiev ha desplegado 55.000 policías y 20.000 voluntarios para garantizar la seguridad del escrutinio. Los locales de votación fueron habilitados desde las 8:00 hora local (5:00 GMT) y cerraron a las 20:00 (17:00 GMT).
Más de 36 millones de electores estaban convocados a las urnas en la nacionalista Lviv en el Oeste, en la ex capital Jarkiv, en Odesa, la perla del Mar Negro, y por supuesto en Kiev.
No obstante, el Este industrial y rusoparlante, concretamente las regiones de Donetsk y Lugansk, concentra los temores puesto que los separatistas prorrusos advirtieron que harán todo lo posible para impedir el desarrollo de la consulta. Millones de ucranianos podrían quedarse sin votar.
De hecho, una persona murió y otra resultó herida en un tiroteo que se produjo en un colegio electoral de la localidad de Novoaydar, en la rebelde región de Lugansk, donde los prorrusos boicotearon las elecciones presidenciales que se celebran en Ucrania.
«Hubo un tiroteo, se ha detenido a los así llamados terroristas. Una persona murió y otra resultó herida», confirmó a los periodistas el viceministro de Interior de Ucrania, Serguei Yarovoi
El viernes, el presidente ruso Vladimir Putin, cuya gestión de la crisis con Ucrania, así como su participación en los concerniente a Siria, hizo regresar a Rusia al primer plano de la escena internacional, esbozó un gesto de apaciguamiento al anunciar que respetará «la voluntad del pueblo ucraniano» y trabajará junto al jefe de Estado elegido.
Rusia también anunció el inicio de la retirada de sus 40.000 soldados desplegados desde marzo a lo largo de la frontera entre sus países.
El final de la campaña ha estado marcado por el recrudecimiento de los combates en el «frente del este», en la región de Donetsk, en particular, donde 26 personas en su mayoría soldados ucranianos, murieron en enfrentamientos entre separatistas y las fuerzas leales a Kiev.
En las regiones de Donetsk y Lugansk, que proclamaron su soberanía tras referendos de independencia, las elecciones presidenciales serán muy complicadas puesto que al temor de los electores de acercarse a las urnas se añade que las comisiones electorales locales están bajo control de los separatistas, o simplemente porque las listas de votación no han podido llegar a todos los locales de votación.
Agencia/www.diariorepublica.com