
El presidente de un Colombia, Gustavo Petro, ha reiterado su enfático rechazo a cualquier posibilidad de una intervención militar estadounidense en Venezuela, desmarcándose claramente de las tensiones geopolíticas, al mismo tiempo que insistió en la necesidad de una «solución política y pacífica» a la crisis del país vecino. El mandatario colombiano dejó claro su distanciamiento del gobierno de Nicolás Maduro, pero lo combinó con una firme oposición a la violencia externa.
En un mensaje difundido a través de su cuenta de X (anteriormente Twitter) este 23 de noviembre, Petro escribió: «Yo no apoyo a Maduro, quiero una solución política y pacífica en Venezuela, pero no apoyo una invasión.» Esta declaración funciona como un eje central de su política exterior frente a la compleja realidad venezolana.
El petróleo como motor de guerra y riesgo regional
El líder colombiano profundizó en sus argumentos, señalando que la motivación detrás de una posible acción militar de Washington, así como de la actual guerra en Ucrania, es fundamentalmente económica: el petróleo.
»Esta es la verdadera razón de la guerra en Ucrania y de la posible invasión a Venezuela: el petróleo. Se desplomarán los precios internacionales y el petróleo será monopolio árabe,» advirtió el mandatario, según fue citado por El Nacional.
Petro elevó la preocupación al plano doméstico, argumentando que una acción militar contra Venezuela tendría consecuencias catastróficas y directas para Colombia. Aseguró que una invasión estadounidense llevaría a la quiebra a Ecopetrol, la petrolera estatal colombiana. En un tono contundente, sentenció: «Los que aplauden la invasión lo que desatan es la quiebra de Ecopetrol y millones de venezolanos hermanos en nuestro territorio.» Este impacto no solo sería económico sino también social, pues se teme una nueva oleada masiva de refugiados hacia territorio colombiano, agravando la ya delicada situación migratoria.
Confusión en la Cancillería por Plan de Transición
El posicionamiento definitivo del presidente Petro llega en un momento de notable confusión interna, generado por su propia Cancillería respecto a un supuesto plan de transición para la salida de Maduro.
Días antes, la canciller Rosa Villavicencio había declarado a Bloomberg en Línea que el Gobierno de Colombia estaba explorando y proponiendo fórmulas para una «salida pacífica del poder» para Maduro. Según la Canciller, estas fórmulas incluirían garantías de seguridad para el líder venezolano y su círculo, a cambio de la convocatoria a elecciones transparentes y verificables. En sus declaraciones iniciales, la Canciller Villavicencio se escuchó decir: “Creo que Maduro estaría por aceptar”, lo que generó un revuelo inmediato en la escena política internacional.
Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia se vio obligado a emitir un comunicado oficial horas después, contradiciendo de manera categórica la versión de su Canciller. El comunicado aseguró que la información «no corresponde a lo expresado por la Canciller», buscando rectificar la situación y evitar un conflicto diplomático con Caracas.
Petro busca el desescalamiento y elecciones libres
A pesar del malentendido en su equipo ministerial, Petro utilizó sus redes sociales para reafirmar su papel como mediador. El presidente resumió sus esfuerzos diplomáticos entre los Gobiernos de Nicolás Maduro y Joe Biden de cara a las próximas elecciones venezolanas.
El objetivo central de su gestión, según detalló, ha sido lograr el «desmonte de sanciones a Venezuela y a Maduro» y generar un «clima de desescalamiento del conflicto político rápido y lograr elecciones libres cuanto antes”. De esta forma, el mandatario colombiano subraya que la vía diplomática, el levantamiento de sanciones, y el camino electoral son la única alternativa sostenible y menos costosa para la región.
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