
Con un profundo sentido de gozo y expectación, la Iglesia Católica en Maracaibo ha entrado formalmente en el tiempo de Adviento. Este periodo litúrgico de cuatro semanas, iniciado el pasado domingo 30 de noviembre de 2025, convoca a la comunidad a una intensa preparación espiritual y a la conversión personal en anticipación al nacimiento del Señor.
El primer domingo de Adviento no solo marcó el encendido de la primera vela, símbolo de la esperanza navideña, sino que también inauguró un ciclo centrado en la vigilancia.
Vigilar para no Ser Hallados «Dormidos»
La predicación eclesiástica de la semana resuena con la urgencia de estar alertas. La llegada del Señor es un evento ineludible que ocurrirá en el momento menos pensado, tal como advierte el Evangelio: “Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa.”
En este sentido, el Adviento es presentado como un camino de conversión radical. La Iglesia insta a cada fiel a asumir un propósito firme de cambio y a establecer medidas concretas para avanzar en la santificación, entendiendo que solo en el crecimiento del amor a Dios y al prójimo se halla el verdadero significado de la Navidad.
El Hogar como Santuario y la Luz de Cristo
El padre Renzo Gotera, de la Basílica de la Virgen de Chiquinquirá, enfatizó la trascendencia de este tiempo durante la celebración eucarística dominical:
“El adviento nos llama a permanecer vigilantes, a estar despiertos. Cristo viene a nosotros cada día y no queremos que nos encuentre dormidos en la indiferencia o el pecado. Al encender la primera vela de nuestra Corona, reafirmamos que Jesús es la Luz del mundo y que Él es la única respuesta y el centro de nuestra historia y de nuestra vida personal.”
El Adviento es también un tiempo propicio para la familia católica, que es invitada a convertir el hogar en un auténtico santuario. La reunión familiar después de encender la primera vela de la corona de Adviento se presenta como un momento crucial de profunda reflexión y gozo compartido.
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