
Entre hora y hora y media es lo mínimo que pasan de pie y a pleno sol los usuarios de los buses de la Corporación Metro de Maracaibo, teniendo que «calarse» como los colaos se montan en las unidades bajo la nuencia de los operadores del metro.
«Ayer estuve mas de dos horas esperando que llegara el bus de Metro Mara en la parada del Costa Verde y cuando llegó se llevó a los siete primero, dejándonos a mas treinta personas» dijo el señor Eduardo Cabrera a Diario República mientras esperaba que se bajaran de la unidad 702 de la línea Bella Vista, los dos funcionarios de la Policía Nacional que buscaban, mediante la negociación, que se bajara del bus, un usuario que se había subido a lo macho en la Unidad.
«¡Que no se baje! gritaba el resto de los usuarios, que estaban, tanto en la cola como en el mismo autobus, ¡Si se baja el, se tienen que bajar los cuatro que montó el chofer del otro lado, mientras nosotros estamos aquí parados esperando como unos bolsas!», seguían diciendo.
«Esto es inaudito» indicaba la señora Martha Villalobos, a uno de los representantes del Metro que intentaba calmar los ánimos de los usuarios asoleados, sudados y exaltados por el tiempo de la espera.
«A mi no me dejan montar de primera con mi hija de seis años, pero a dos mujeres que estaban detrás de mi, atravesaron la calle y se montaron de primeras, solo por que son amigas del chofer» continúo Villalobos mientras señalaba hacía el estacionamiento la Mano de Dios ubicado en el sector el Tránsito del centro de Maracaibo, lugar donde se embarcaron cuatro usuarios sin hacer su cola respectiva.
La única respuesta que obtuvo Villalobos, y el resto de los usuarios que se unieron a la explicación que se le daba al joven de metro noventa, blanco y gordo que intentaba pasar la responsabilidad de los colaos a los pasajeros, fue que la dejaron con la palabra en la boca.
«Esto siempre pasa, hacen con nosotros los que nos da la gana, tres horas espera uno después de la una de la tarde, y si se te ocurre estar en la parada de la Plaza el Angel después de las siete de la noche allí te quedas, pues apagan la luz del bus para no llevarte» indicó la Señora Adela Palmar, que además es discapacitada y quien observaba como por su lado pasaban trabajadores del metro con cajas Clap a los que le abrían las puertas de la unidad para que pasara mientras que ella, bastón en mano, esperaba en una cola que contaba no menos de cuarenta personas por delante de ella.
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¡Bravo!, celebraban entre aplausos los usuarios, mientras bajaban los funcionarios sin el héroe anónimo que como medida de protesta había ingresado en la Unidad, si por que por esa razón entró a lo macho y ni el se bajó ni los pasajeros que eran señalados por los usuarios como «colaos», a los que por cierto, ni los funcionarios de la Policía Nacional, ni los operadores del Metro hicieron ni una finta para bajarlos.

La unidad partió del Estacionamiento la Mano de Dios con pasajeros adentro
«Vamos a ver a cuántos suben ahora, por que siempre que pasa esto nos castigan y montan solo 15 más y se van», gritó una señora, y no se equivocó, eso fue lo que pasó, cerraron las puertas del autobus integrado dejando en la fila al resto de los usuarios, entre los que se contaban, Villalobos con su hija de 6 años, Cabrera y Palmar.
Una hora más esperaron el resto de los usuarios, mientras comentaban al equipo reporteril de República a pleno sol, los desprecios que como usuarios recibían diariamente de algunos de los trabajadores de esa línea, así como los de la línea de la Limpia y Pomona que salen del mismo sector, frente a la estación Libertador del Metro de Maracaibo.
Diario República