
El incombustible Raphael volvió a demostrar este fin de semana por qué es considerado el «Rey de la Balada», al ofrecer un recital magistral en el Palau Sant Jordi. Ante más de 6.000 fieles seguidores, el artista de Linares protagonizó una velada que fue mucho más que un concierto: fue una declaración de vitalidad y un recorrido emocional por más de seis décadas de historia musical.
El regreso del «Pharaón» a los escenarios
A sus 82 años, y tras haber superado recientes complicaciones de salud que mantuvieron en vilo a su público, Raphael despejó cualquier duda sobre su estado de forma. Con una puesta en escena de carácter marcadamente teatral, el intérprete manejó los tiempos y las emociones con la maestría de un veterano que sabe que cada ovación es un regalo compartido con su audiencia.
Un repertorio sin fronteras
La noche fue un equilibrio perfecto entre sus himnos inmortales y homenajes a la música universal:
Sus grandes hitos: El recinto vibró con las notas de Yo soy aquel, la energía de Escándalo y el desafío de Digan lo que digan.
Tributos del alma: Raphael sorprendió con una sentida interpretación de los versos de Violeta Parra, se sumergió en el drama de la chanson francesa evocando a Edith Piaf y regaló una versión magistral del tango Malena.
Mirando hacia el futuro: Gira 2026
Aunque la atmósfera del Sant Jordi estuvo teñida por una solemnidad que por momentos recordaba al cierre de un ciclo dorado, el artista dejó claro que su retiro no está en los planes inmediatos.
Con la energía renovada, Raphael ya ha confirmado su hoja de ruta para 2026, la cual incluye una ambiciosa gira internacional que lo llevará a recorrer los principales escenarios de España, México y Estados Unidos. Una vez más, el artista demuestra que, mientras el público siga aplaudiendo, él seguirá siendo «aquel» que siempre vuelve.
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