Desde hace unos seis años, Indira Nathaly Bermúdez Calderón, una profesional en bioanálisis de 40 años de edad y Verónica Virginia Urdaneta Sierralta, odontóloga de la misma edad, se convirtieron en grandes amigas. Ayer, cuando salían despreocupadas de un gimnasio en un centro comercial al norte de Maracaibo, dos delincuentes simulando ser policías, se les interpusieron al paso evitando que se marcharan solas en una camioneta Toyota Fortuner propiedad de Indira.
César Andri Montiel Páez, un consumado ladrón de vehículos que de sus 40 años lleva 22 en esas lides criminales y Kelmin Manuel Urdaneta Nava, su joven pupilo, ambos residenciados en el barrio Los Olivos de Maracaibo, habían planificado robarles la camioneta. Bajo engaño las damas se les dejaron acercar pensando que eran funcionarios y de esa manera las obligaron a subirse en la parte trasera del vehículo. Eran como las ocho de la mañana cuando partieron de allí. Los delincuentes, quienes forman parte de una banda que tiene su centro de operaciones en el municipio Mara, tenían el encargo de llevarse la Fortuner. Su destino final era llevarla a la frontera con Colombia y otros miembros del grupo de ladrones de autos la llevarían a territorio neogranadino.
El rapto de las dos amigas lo ejecutaron para asegurar que la Toyota no fuera rastreada. Según una fuente policial el modus operandi de esa banda es retener a las víctimas hasta que el vehículo haya superado los controles militares.
Las cosas no le salieron perfectas a los “robacarros”. Al pasar por la alcabala de la GNB en Nueva Lucha, fueron reportados y se inició una persecución. El menor de los delincuentes comenzó a acelerar la camioneta y en una curva del sector Las Lomas, vía hacia Carrasquero, perdió el control y volcó. Todos salieron expelidos de la camioneta. En el sitio perdieron la vida las dos profesionales y César Andri Montiel Páez. Su compinche fue llevado por la GNB a un CDI del sector La Sierrita pero murió en horas de la tarde.
Parientes de las víctimas, sumergidos en el dolor fueron parcos con la prensa pero sin embargo se supo que Indira Bermúdez egresó de LUZ como bioanalista hace unos quince años y laboraba en el laboratorio de su madre en la clínica Paraíso. Estaba casada y tenía un hijo de doce años. De Verónica Virginia Urdaneta se sabe que era odontóloga pero, al parecer, no ejercía su profesión y realizaba otra actividad en la torre Tendencia, en la avenida El Milagro. A la primera la velaban en la funeraria Mansión Apostólica y a su amiga Verónica en La Zulia. Hoy fueron sepultadas en el cementerio Jardines La Chinita.
Via NAD/Diario Republica
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