La sobrina de la hermana Francisca de los Ángeles, Silvia Quintero Tobón, expresó su gratitud al pueblo venezolano por todos los años que acogieron a la religiosa. “La gente de Maracaibo fue un instrumento de Dios para que tía Francisca pudiera hacer su plan de amor en esta ciudad”.
Sentada en una de las bancas de la Basílica, y observando a la feligresía darle el adiós a la hermana, Silvia contó que su tía hasta el último instante de su vida “bendijo a todo aquel que se acercó a su lecho de muerte”.
“Mi tía vivió la santidad en las cosas pequeñas, ella no fue una doctora, solo amando a las personas, recibiéndole y tratando de resolver sus necesidades. Dios a través de ella resolvía las necesidades espirituales, económicas, y de salud, pero aquellas que no podía resolver enseguida se iba al Santísimo y se las encomendaba a Dios”.
La familiar de Francisca, que está en la ciudad desde el 25 de diciembre, señaló que los sobrinos de la religiosa habían estado viajando al país para acompañar a la hermana durante su enfermedad. “Más que hablar, ella siempre preció con su ejemplo, no se quejó jamás. Rodo lo soportó con docilidad y dando gracias”.
Además, Silvia aseguró que a todo aquel que se acercaba a su cama en la clínica les decía: “Ya sabes rezar tres Avemarías al levantarse y acostarse, y asistir a misa todos los domingos”.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com