¡Oh sangre y agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús, como una fuente de misericordia para nosotros! En ti confío. Esta jaculatoria la repetía con fuerza y sus ojos cerrados Militza Briceño, mientras pensaba en la sanación de su hija, María Mercedes, de 16 años, quien fue diagnosticada con leucemia.
“Ella no me acompaña hoy, porque se quedó en casa recuperándose de su tercera quimio, pero su espíritu lo tengo en aquí en mi corazón, porque sé que Él la va sanar de esta prueba que no solo le puso a ella sino a toda la familia”, contó llorando mientras observaba la salida de Jesús de la Misericordia de la iglesia La Consolación, en Bella Vista.
A su alrededor, un mar de almas fieles y devotas la seguían en su petición de amor. “Este año vengo a dar gracias por la salud de mi hermano, pero además vengo a pedir una gracia para la unión familiar”, dijo María Gabriela Rincón, residente de San Francisco, quien tiene 10 años caminando con Jesús misericordioso, quien salió ayer del templo en medio de una lluvia de flores, rodeado de rosas rojas y blancas, y “abrigado” por el calor de su feligresía.
Fieles que, desde hace 19 años, le rinden honores a la santísima imagen de Jesucristo. En hombros de los Servidores de María salió, al concluir la Hora Santa, por la avenida Bella Vista y tomó la calle 5 de Julio, donde en la esquina con la avenida Santa Rita aguardaba la familia Revilla. Andreína aguardaba descalza pagando la promesa de sanación de su madre, Estrella Revilla, quien fue operada de una rodilla, hace seis años. El sol le quemaba las plantas de los pies, pero el amor a su progenitora y por cumplirle a Jesús era más grande que, paso a paso, y rociándose agua en sus pies, llegó hasta la ciudad universitaria. “Tengo cinco años dando mis pasos con Jesús de la Misericordia, dándole gracias por siempre por haber sacado con bien a mami de su cirugía. Ya ella, por su piedad, puede caminar”.
Más de 150 mil personas se congregaron en el recorrido, siendo una de las concentraciones católicas más concurridas del país.
La Inmaculada Concepción recibió la imagen de Jesús en la misa. Ella le otorgó la bendición a su Hijo, con una sutil reverencia, delante de su feligresía, quienes colmaron con sus aplausos el espacio universitario, donde se celebró la misa.
El arzobispo de Maracaibo, monseñor Ubaldo Santana, precisó que el desbordamiento de los fieles alrededor del Señor “significa una creciente necesidad que tiene el pueblo creyente y todos los hombres y mujeres de buena voluntad de renovar sus fuerzas y energías, y de ponerse las pilas espirituales, que tanta falta hacen para enfrentar tantos desafíos que tenemos que resolver como venezolanos y católicos”.
Pidió al pueblo congregado en la eucaristía entender que la misericordia es “una actitud, un don y una gracia”.
Monseñor aseguró que ese don misericordioso complementa la búsqueda de la justicia, el derecho y la paz. “Justicia, paz, derecho y misericordia no se contraponen, sino que se complementan, y creo que para hacer justicia hace falta tener un corazón comprensivo que sepa colocarse en los zapatos del otro y desarrollar una capacidad de comprensión y ternura”.
El arzobispo pidió que llueva sobre la tierra zuliana para vencer la sequía que afecta. Además, pidió a los fieles cuidar su salud para no tener que “correr detrás de las medicinas y poner en riesgo sus vidas”.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com