En este Abierto de Australia, todos los caminos conducen a una nueva consagración de Serena Williams. Dueña absoluta del circuito, la número 1 del mundo ya demostró una y otra vez que domina con holgura el circuito, y hasta cuando no sale victoriosa la impresión es que no fue su rival la que ganó, sino que ella perdió. En busca de más espacio dentro de la historia, la menor de las Williams irá en busca de su séptima corona en Melbourne y su 22º Grand Slam, con la misión de igualar la segunda plusmarca, en poder de Steffi Graf, y de acercarse al récord mayor de 24 ‘majors’ acumulados por Margaret Court.
Serena asombra con sus números. Acumula 291 triunfos en torneos de Grand Slam, 74 de ellos en Australia. Con 34 años y cuatro meses, ya se aseguró ser la finalista de mayor edad del Open en la era abierta (desde 1968), y si gana. se superará a sí misma, al mejorar en un año lo conseguido en 2015; también está en condiciones de ser la campeona de Grand Slam de mayor edad en la etapa profesional. por encima de sí misma, pues Serena se adjudicó ese récord en Wimbledon 2015, con 33 años y 285 días.
Tras superar a Agnieszka Radwanska por 6-0 y 6-4 (señaló 42 winners, contra apenas 4 de la polaca), se medirá en la final contra Angelique Kerber, que en la otra semifinal se impuso a la británica Johanna Konta por 7-5 y 6-2. En principio, asoma como un duelo desparejo: mientras Serena jugará su 26ª final de Grand Slam, para la zurda alemana será la primera gran definición de su carrera. Kerber totaliza 7 títulos de WTA, mientras que Williams acumula 69. En el historial, la número 1 aventaja a su rival por 5-1; el único triunfo de la alemana fue sobre el cemento de Cincinnati, en 2012. Instalada desde hace tiempo entre las diez mejores, aun a pesar de un bajísimo perfil, Kerber suma 9.311.818 dólares en ganancias; Serena multiplica por ocho ese monto (US$ 74.083.421). y sin tener en cuenta ingresos por auspicios ni exhibiciones. Algunas de las diferencias a la vista, y que van más allá de la distancia en el ranking.
«Definitivamente no pienso en eso (el récord de Graf). El año pasado también estaba a una victoria. Y si no gano el sábado, seguiré estando un título por debajo», remarcó Serena, que recordó así lo sucedido en el US Open 2015, cuando una sorpresiva derrota frente a Roberta Vinci en la semifinal la privó de alcanzar antes esta meta. Kerber busca ser la primera alemana en ganar en Australia desde que Steffi Graf lo hizo en 1994. De hecho, comentó: «Estuve practicando con Graf en Las Vegas y tenía la misma movilidad que cuando jugaba; me ayudó mucho». Y desde el centro del Rod Laver Arena, un poco en broma, otro poco en serio, pidió consejo: «Steffi, si estás viendo, escríbeme por favor». Por las dudas, Serena ya le dejó una advertencia: «Cuando yo juego en mi mejor nivel, es difícil vencerme. Sé que todas quieren jugar lo mejor que pueden contra mí, y eso también me hace una mejor jugadora. Y a Kerber no se la puede subestimar, ya me ganó una vez, y le aporta bastante al tenis».
Vía Canchallena/www.diariorepublica.com