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«El récord mundial es este año, es ahora o nunca», explicaba Joshua Cheptegei, ugandés que pronto cumplirá los 24 años, como si su carrera se fuera a acabar hoy. Era ahora o nunca porque el año de la pandemia le dejaba oportunidades para pensar solo en las marcas y no en los campeonatos, que si todo va bien llenarán con Mundiales y Juegos Olímpicos los próximos veranos.
Y así fue. Con todas las apuestas y la lógica en contra, Cheptegei acabó este viernes con el récord mundial de 5.000 metros lisos que Kenenisa Bekele estableciera en 2004 en Hengelo, una plusmarca tan difícil que ha durado 16 años pese a la gran producción africana de supe ratletas: 12:35.36 es el nuevo tope histórico y probablemente el GRAN momento de 2020.
Cheptegei venía a bajar los 12:37.35 de Bekele en el gran regreso del atletismo en la Liga de Diamante de Mónaco, en lo que parecía una insensatez. Porque nadie se había acercado desde entonces a menos de cinco segundos, porque lo hacía en una cita con solo 5.000 espectadores, menos de un tercio de su capacidad, y a 26ºC de temperatura. Demasiado calor, y sobre todo, porque era la primera vez que competía este año en una pista.
La última vez que se puso un dorsal fue en también Mónaco en febrero, pero en su asfalto, donde batió el récord mundial de 5K con 12:51 minutos, menos de lo que tenía en la pista. Ese era otro factor: el ugandés rebajó su registro en la pista en 22 segundos.
El récord se construyó a base de ritmos imposibles para el resto de mortales, a 12 vueltas y media a la pista en poco más de un minutos sin descanso. Además del novedoso sistema ‘Wavelight’, unas luces que van marcando el ritmo al encenderse en la cuerda, Cheptegei contó con unas liebres que hicieron un trabajo impecable.
El neerlandés Roy Hoornweg pasó el primer kilómetro en 2:31, el australiano Matthew Ramsden clavó el segundo en 5:03.77 (también menos de 2:32) y el keniano Stephen Kissa mantuvo el fuego unos metros más. Antes de los 3.000 metros, con más de seis vueltas por delante, Cheptegei se quedó solo, pero mantuvo el ritmo de 2:32: pasó por ese hito en 7:35.14, más de dos segundos más rápido que la progresión que Bekele registró en 2004 logrando una marca única para ese entonces.
Quedaba lo más complicado, pero Joshua Cheptegei mostró más determinación que nunca, a casi medio estadio de cualquier rival. En los 4.000m (10:05.46) dejó claro que el récord era más que posible, y completó en 59,64 segundos la última vuelta, sin dar la impresión de forzar.
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Vía Runnes World/ Diario República