
Tegucigalpa, Honduras — La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha elevado la tensión política en el país al denunciar públicamente la «adulteración» de los resultados de las recientes elecciones presidenciales y condenar la «injerencia» del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el proceso electoral. Estas declaraciones llegan en un momento de gran incertidumbre, con un ajustado escrutinio que mantiene en vilo a la nación centroamericana.
El panorama postelectoral se caracteriza por un margen extremadamente estrecho entre los dos principales contendientes de la derecha. El conservador Nasry Asfura lidera el escrutinio, abanderado del Partido Nacional, con una ligera ventaja sobre el también derechista Salvador Nasralla, del Partido Liberal, quien a su vez ha denunciado un «fraude monumental» y ha solicitado un recuento «voto por voto».
En un lejano tercer lugar se encuentra la candidata del oficialismo de izquierda, Rixi Moncada, del partido Libertad y Refundación (Libre). La presidenta Castro, del mismo partido, ha sido enfática al declarar que los resultados del proceso están «viciados de nulidad» desde la misma campaña electoral, señalando una serie de irregularidades que habrían culminado en un «colosal fraude» y «golpe electoral».
Injerencia internacional condenada
Uno de los puntos centrales de la denuncia de Castro es la condena directa a la supuesta intromisión de Estados Unidos. La mandataria señaló:
“Condeno la injerencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando amenazó al pueblo hondureño que, si le daban el voto a una valiente y patriota candidata del partido Libre, Rixi Moncada, iban a tener consecuencias”, sostuvo la gobernante.
El apoyo público y las presiones del entorno de Donald Trump a favor de Nasry Asfura han sido un factor constante en la campaña. Esta denuncia añade una capa de complejidad internacional a la crisis electoral, sugiriendo que actores extranjeros buscaron influir directamente en la voluntad popular.
Llamado a la acción y la incertidumbre
Mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) avanza lentamente con el recuento, la poca pericia y los problemas técnicos han sido criticados por organismos internacionales como la OEA, que reclama agilizar el escrutinio. La mínima diferencia entre Asfura y Nasralla, que en ciertos momentos se ha reducido a unos pocos miles de votos, exige un proceso extremadamente detallado y transparente.
Sin embargo, las posturas de los principales actores se endurecen:
Rixi Moncada y Libre: El partido oficialista ha exigido la nulidad total de las elecciones, ha pedido investigar presuntos «actos de terrorismo electoral» y ha convocado a movilizaciones para el próximo 13 de diciembre.
Salvador Nasralla: Denuncia «cambio de datos» y «robo», solicitando el recuento voto por voto para asegurar la transparencia de la elección.
Nasry Asfura: Mantiene la calma y pide serenidad, asegurando que los resultados firmes lo pondrán arriba, desestimando las acusaciones.
La denuncia de la Presidenta Castro, sumada a las de Nasralla, coloca una presión significativa sobre el CNE, obligándolo a garantizar la integridad del proceso. La crisis institucional se profundiza, abriendo una fase de incertidumbre que podría prolongarse y tener un impacto potencial en la estabilidad política de Honduras. La comunidad internacional permanece atenta al desarrollo de los acontecimientos en un país con un historial reciente de conflictos postelectorales.
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