
El desierto de Atacama: Epicentro global de la investigación de rayos gamma
El desierto de Atacama en Chile ha reafirmado su posición inigualable como el epicentro de la astronomía global con el inicio de la construcción del Observatorio del Conjunto de Telescopios Cherenkov (CTAO). Este proyecto monumental, que se ubicará en el sitio de Paranal, a pocos kilómetros del icónico Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), está destinado a redefinir nuestra comprensión del universo de alta energía.
Liderado por la ESO en colaboración con una vasta comunidad internacional de más de 1,500 científicos de 31 países, el CTAO no es solo un observatorio; es una promesa para desvelar los fenómenos más extremos y misteriosos del cosmos. Una vez completado, se convertirá en la instalación más ambiciosa y potente del mundo dedicada al estudio de los rayos gamma de muy alta energía.
Una ventana a los eventos cósmicos más violentos
El corazón del CTAO reside en su capacidad tecnológica sin precedentes. El complejo contará con una superficie de captación de un millón de metros cuadrados, distribuidos en una red de hasta 60 telescopios de diversos tamaños. Su principal objetivo es detectar la casi imperceptible «radiación de Cherenkov».
Esta radiación es un destello de luz azul que se produce cuando los fotones gamma de alta energía, originados en los lugares más violentos del universo (como explosiones de supernovas o agujeros negros supermasivos), colisionan con la atmósfera terrestre. Al capturar estos eventos, que duran apenas nanosegundos, los investigadores podrán rastrear las fuentes de los rayos cósmicos y estudiar los procesos que los aceleran a velocidades cercanas a la de la luz.
Trascendencia científica: Explorando los límites de la física
La relevancia científica del CTAO trasciende la observación convencional de cuerpos celestes. Al explorar el espectro gamma, los científicos esperan obtener datos cruciales que podrían ayudar a resolver algunos de los mayores enigmas de la física moderna:
Materia oscura: El observatorio tiene el potencial de detectar las posibles aniquilaciones o desintegraciones de partículas de materia oscura, ofreciendo una prueba directa de su composición.
Agujeros negros y estrellas de neutrones: Se podrá estudiar con detalle la física extrema que gobierna objetos compactos como púlsares, microcuásares y, en particular, el entorno de los agujeros negros.
Fronteras de la relatividad: El análisis de la propagación de estos fotones de alta energía permitirá a los investigadores explorar los límites de la relatividad de Einstein.
Xavier Barcons, director general del ESO, destacó la importancia estratégica del proyecto: «El CTAO no solo fortalece la infraestructura científica de Chile, que ya es un líder mundial en astronomía óptica, sino que abre una nueva frontera en el estudio de objetos extremos. Es un hito para la ciencia global y un testimonio de la colaboración internacional.»
Impacto y proyección futura
La elección del desierto de Atacama se debe a sus cielos excepcionalmente claros, oscuros y secos, que minimizan las interferencias atmosféricas. La instalación no solo atraerá a científicos de élite a la región, sino que también impulsará el desarrollo tecnológico y la formación de capital humano avanzado en Chile.
Se estima que los primeros telescopios de la fase sur del CTAO entren en operación antes de que finalice el año 2026. Con ello, los cielos de Paranal no solo serán el hogar de los telescopios ópticos más grandes, sino que también se consolidarán como el laboratorio de física de partículas más importante del mundo, marcando a Chile como la puerta de entrada a la comprensión de los fenómenos más energéticos del cosmos.
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