
En un esfuerzo por aliviar la grave crisis humanitaria en la Franja de Gaza, el Ejército israelí ha anunciado la apertura del cruce de Zikim, situado en el noroeste del enclave. Este nuevo punto de acceso se suma a los ya operativos de Kerem Shalom (sureste) y Kissufim (centro), con el fin de facilitar la entrada de suministros vitales a la población palestina.
La medida, según fuentes de organizaciones no gubernamentales, responde a la urgente necesidad de asistencia tras la flexibilización parcial del bloqueo acordada en el cese al fuego del 10 de octubre.
⛔ Rafah: Eje de la Tensión Política
A pesar de la apertura de nuevos cruces, el paso de Rafah, en el sur del enclave —un punto crucial que debía abrirse bajo los términos del plan de paz—, permanece cerrado.
Israel justifica el bloqueo de Rafah alegando la presencia de milicianos de Hamás en la zona, lo que dificulta la seguridad para la apertura. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha ligado directamente la apertura de Rafah al regreso de los secuestrados por Hamás, añadiendo un obstáculo político a la crisis humanitaria.
Mientras tanto, las autoridades israelíes mantienen una presencia militar activa en Gaza, particularmente a lo largo de la «línea amarilla», una franja de territorio donde se concentran las fuerzas de seguridad.
📉 La Ayuda Sigue Siendo Críticamente Insuficiente
A pesar de los acuerdos, el flujo de ayuda humanitaria es dramáticamente bajo. El acuerdo de alto el fuego contemplaba el ingreso diario de entre 500 y 600 camiones con suministros. Sin embargo, el Programa Mundial de Alimentos reporta que solo se están entregando alrededor de 750 toneladas de ayuda al día, cifra muy por debajo de las 2.000 toneladas que se estiman necesarias.
La situación es más crítica en el norte de Gaza, donde la hambruna afecta a unas 500.000 personas que no han recibido suficientes alimentos desde julio.
Las condiciones de vida son «extremadamente difíciles» para los palestinos desplazados, quienes viven en campamentos improvisados con acceso mínimo a recursos básicos. Ibrahim Al-Jamri, residente de Gaza, describió la escasez de agua potable, forzándolos a utilizar agua filtrada incluso para el aseo personal, tras más de un mes sin suministro regular.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, como las negociaciones entre el mediador estadounidense Jared Kushner y Netanyahu, la población local se mantiene escéptica, afirmando que las promesas de mejora no se han materializado y que la crisis humanitaria continúa sin solución efectiva.
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