
Lo que comenzó como un voto de convicción por la seguridad del país se convirtió en una “pesadilla” para Madison Pestana, una joven de Carolina del Norte que apoyó a Donald Trump. Su vida dio un giro radical cuando su esposo, un inmigrante venezolano, fue arrestado por agentes de inmigración de ICE en Miami y trasladado a un centro de detención.
La detención de su esposo, Juan, es un duro golpe para Madison, quien creía que las políticas de Trump estaban dirigidas solo a criminales. «Lo que está pasando no es justicia, es inhumano», expresó en una entrevista con la agencia de noticias AP. «Se prometió que harían las cosas más seguras para la gente. ¿Crees que están haciendo mi vida más segura? Es mucho más peligrosa ahora que me han quitado a mi esposo».
Un amor que enfrenta la distancia
Madison, recién graduada de medicina, conoció a Juan en 2023. Su conexión fue inmediata. «Es literalmente mi mejor amigo, la única persona que realmente me entiende», comentó. En cuestión de meses, se casaron y comenzaron a construir una vida juntos, sin imaginar que un error en los trámites migratorios de Juan pondría su mundo de cabeza.
El arresto de Juan, quien llegó a Estados Unidos en 2021 y solicitó asilo, se debió a un error en su solicitud de residencia, dejándolo expuesto a la deportación. Desde entonces, Madison ha tenido que mudarse a Jacksonville para su residencia quirúrgica y vive la dolorosa rutina de viajar cada fin de semana para verlo. «No nos permiten abrazarnos más de dos veces durante cada visita», lamentó.
Un futuro incierto y la amenaza de deportación
Mientras Juan espera una resolución a su caso en el centro de detención, Madison enfrenta la soledad en su «casa grande y vacía». A pesar de su agotadora jornada laboral, dedica su tiempo libre a estar con él. «Estoy atrapada en esta casa grande y vacía, sola, y siento que no hay salida», confesó.
Por su parte, Juan mantiene la esperanza de quedarse. «Hice mi vida aquí. Conocí a mi esposa y quiero permanecer porque tenemos una familia», afirmó. Sin embargo, ante el riesgo de ser deportado a Venezuela, planea autodeportarse a Portugal si su petición es rechazada. Esta decisión forzaría a Madison a elegir entre seguir a su esposo o continuar su carrera en Estados Unidos.
«Siento que el mundo está en llamas afuera, y todo lo que quiero es que mi esposo camine conmigo», concluyó Madison con la voz entrecortada, reflejando el dilema de una pareja separada por un sistema migratorio que ella misma apoyó, y que ahora se ha vuelto en su contra.
Vía Foco Informativo/



