En su segundo día de huelga de hambre, el expresidente boliviano Evo Morales lamentó que el gobierno haya desestimado su propuesta de diálogo para poner fin a casi un mes de protestas, que desembocaron el viernes en la toma de 200 militares como rehenes cuyo estado se desconoce.
«(Pedí) diálogo inmediato y que se instalen dos mesas de diálogo (…). Y la respuesta del gobierno más bien ha sido detener» a más de 50 manifestantes, dijo Morales este domingo en una breve entrevista con la AFP.
Sus partidarios empezaron el 14 de octubre a bloquear las principales carreteras del país exigiendo el «cese de la persecución judicial» contra el exmandatario, que es investigado por el presunto abuso de una menor.
El viernes, la policía consiguió desactivar un bloqueo en Parotani, un sector clave en la vía que une Cochabamba con La Paz, en una jornada que se saldó con 19 policías heridos y 66 civiles detenidos.
Al menos 55 arrestados fueron llevados a La Paz para ser investigados por terrorismo, alzamiento armado, tráfico de armas, entre otros presuntos delitos.
Pero la tensión escaló cuando 200 militares fueron «tomados como rehenes» en tres cuarteles por partidarios de Morales en Cochabamba, su bastión político, según un comunicado de la cancillería boliviana.
La noche de este domingo, el Ministerio de Defensa condenó «enérgicamente la toma armada y violenta de unidades militares», sin especificar el estado de los efectivos.
Habrá «más reacción»
Los partidarios de Morales ahora también reclaman soluciones a la crisis económica y la renuncia del presidente Luis Arce, antiguo aliado y exministro de Morales.
«Esta gente reacciona. (Habrá) más reacción. Es una total persecución», advirtió Morales en la entrevista.
El exmandatario, de 65 años, dijo que inició el viernes su huelga de hambre para pedir al gobierno «que paren la represión» y que sus partidarios den una tregua en los bloqueos de caminos.
Cuando anunció su ayuno, el líder aimara planteó una mesa de diálogo para discutir «el tema económico» y otra para «el tema político», con la participación de organismos de «países amigos».
En la primera, espera que se debatan propuestas para solucionar la crisis derivada de la falta de dólares.
En la segunda, propone tratar la situación de «dirigentes injustamente detenidos, encarcelados» en el marco de las manifestaciones.
Diálogo incierto
María Nela Prada, ministra de la Presidencia, respondió públicamente el sábado a una convocatoria para un diálogo hecha por la estatal Defensoría del Pueblo.
Afirmó que el gobierno acepta conversar, pero «para abordar temas que atañen al órgano Ejecutivo y no a otros órganos del estado».
Prada agregó que, en otros llamados para dialogar, Morales ha condicionado resolver el tema de su candidatura para las elecciones de 2025.
El líder cocalero está enfrentado con su exministro Arce por la candidatura presidencial de la izquierda oficialista para las elecciones de 2025.
Asegura que la investigación que el Ministerio Público le sigue por «estupro, trata y tráfico de personas» es «otra mentira más» y que el gobierno busca «proscribirlo» como candidato a través de la apertura de expedientes penales.
Hace una semana incluso acusó a la administración de Arce de planificar un supuesto atentado contra su vida cuando se dirigía a su programa semanal de radio.
El mismo día en que anunció su huelga de hambre, Arce aseguró que continuaría trabajando «hasta liberar (Cochabamba) del secuestro al que está sometido».
En 21 días, los bloqueos ya han generado pérdidas por 2.109 millones de dólares en distintos sectores, según cifras el Ministerio de Desarrollo Productivo.
Ponciano Santos, uno de los principales organizadores de la protesta, advirtió el sábado que no se daría ninguna tregua. «Nos han declarado la guerra, por aire y por tierra», señaló.
Cactus24