
El Papa León XIV utilizó la plataforma del Ángelus de este domingo para exigir un cese inmediato de los enfrentamientos en el este de la República Democrática del Congo (RDC), cuya estabilidad se ha visto gravemente comprometida por una nueva ofensiva del Movimiento 23 de Marzo (M23), presuntamente apoyado por Ruanda.
El pontífice manifestó su «gran preocupación» por la reanudación del conflicto y urgió a las partes a priorizar el diálogo constructivo sobre la violencia, en apego a los procesos de paz ya establecidos.
“Sigo con gran preocupación la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo, al tiempo que expreso mi solidaridad con la población y exhorto a las partes en conflicto a que cesen toda forma de violencia y busquen un diálogo constructivo”, declaró el Papa.
🛑 Fracaso de los Acuerdos de Paz
El llamado de Su Santidad subraya la fragilidad de los esfuerzos diplomáticos recientes, que incluyeron un acuerdo firmado en Washington el pasado 4 de noviembre por los presidentes Félix Tshisekedi y Paul Kagame. La crisis se ha agravado notablemente con la toma de ciudades clave como Goma y, más recientemente, Bukavu, por parte de los rebeldes, en una región que sufre un conflicto persistente desde 1998.
🙏 Un Mensaje de Misericordia: Indultos Carcelarios
En un evento separado, celebrado en la Basílica de San Pedro como parte del Jubileo dedicado al mundo carcelario, León XIV giró su atención hacia la justicia interna, haciendo un llamado a los Estados para que consideren la concesión de amnistías o condonaciones de pena.
El Papa recordó el mensaje de su predecesor, el Papa Francisco, sobre la necesidad de ofrecer segundas oportunidades, y enfatizó que la justicia debe concebirse como un camino de reparación y reconciliación, especialmente en sistemas penitenciarios marcados por el hacinamiento y la escasez de programas de reinserción.
Ante miles de asistentes, que incluían a personas privadas de libertad con permisos especiales, el pontífice concluyó con un mensaje de esperanza y disciplina espiritual: “Que nadie se pierda”. El evento contó con una nutrida delegación de España, compuesta por 122 personas, incluidos 32 reclusos.
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