
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha sellado hoy un preacuerdo trascendental con China para la construcción del gasoducto «Fuerza de Siberia-2». Este proyecto no solo ofrece una robusta alternativa a los mercados energéticos europeos para Rusia, sino que también representa un acuerdo económicamente ventajoso para el gigante asiático, reforzando la ya sólida asociación estratégica entre ambas naciones.
Declaraciones Oficiales:
Alexéi Miller, presidente de la corporación gasística Gazprom, declaró: «Hoy hemos avanzado significativamente en el fortalecimiento y desarrollo de nuestra asociación estratégica, con el objetivo de aumentar los suministros confiables de energía limpia y gas natural a China, para satisfacer las crecientes necesidades de su economía».
Implicaciones Geopolíticas:
Este pacto emerge como un contundente desafío a las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha impuesto aranceles a la India por la compra de petróleo ruso y ha advertido a China sobre posibles sanciones si continúa importando recursos energéticos rusos, argumentando que estas transacciones financian el esfuerzo bélico ruso en Ucrania. La construcción de «Fuerza de Siberia-2» es una clara señal de la determinación de Rusia y China de forjar un camino independiente en el panorama energético global.
Detalles del Acuerdo:
Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) formalizaron este martes en Pekín un «memorando jurídicamente vinculante para la construcción del gasoducto Fuerza de Siberia-2». Este vital conducto se extenderá desde la península de Yamal, en el círculo polar ártico, hasta China. La firma se realizó en presencia de los presidentes Putin y Xi Jinping, quienes previamente habían acordado acelerar este proyecto durante la visita de Xi a la parada militar en la Plaza Roja el pasado mayo, un evento que precedió al desfile en Tiananmen conmemorando el 80 aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.
Contexto:
Este acuerdo subraya la creciente reorientación de la política energética rusa hacia el este, buscando socios y mercados alternativos en Asia ante las tensiones con Occidente. Para China, asegura un suministro estable y a largo plazo de gas natural, crucial para su creciente demanda energética y sus objetivos de descarbonización. La colaboración energética se consolida como un pilar fundamental en la estrategia de ambas potencias para contrarrestar la influencia occidental y reconfigurar el orden geopolítico global.
Vía La Verdad de Monagas/Diario República.com



