
Un devastador ataque aéreo de gran escala, lanzado por las fuerzas rusas durante la madrugada, ha golpeado con dureza a la capital ucraniana, Kiev, y a otras ciudades clave, marcando una nueva y brutal escalada en el conflicto.
Según confirmó el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, la ofensiva comenzó alrededor de la 1:10 a.m., minutos después de que la Fuerza Aérea emitiera una alerta por misiles balísticos. Las explosiones se extendieron rápidamente, afectando no solo a la capital, sino también a centros urbanos como Dnipro, Zaporizhzhia e Izmail, tal como reportó el medio Kyiv Independent.
El presidente Volodimir Zelensky confirmó la trágica cifra de al menos seis fallecidos, incluyendo dos menores de edad, y 17 heridos, según información de la agencia EFE. La magnitud del asalto quedó patente en el distrito Dniprovskyi, donde un edificio residencial de gran altura se incendió en sus pisos superiores, obligando a los equipos de rescate a evacuar a una decena de personas. Simultáneamente, otro inmueble sufrió daños estructurales de consideración en el distrito
La ofensiva tuvo un impacto inmediato y paralizante en la infraestructura energética. La compañía Dtek informó que la red eléctrica sufrió daños clave que provocaron apagones generalizados en Kiev, Dnipropetrovsk y Odesa. Cientos de bomberos y personal de emergencia lucharon durante horas para sofocar múltiples incendios desatados en distintos barrios de la capital.
Este recrudecimiento de los bombardeos aéreos coincide con la inminente llegada del invierno, lo que refuerza las advertencias previas del presidente Zelensky. El mandatario había señalado que Moscú podría intensificar su ofensiva energética si percibía una disminución en la presión internacional, a pesar del reciente refuerzo defensivo con el suministro de misiles Tomahawk por parte de Estados Unidos.
El ataque ruso ocurre poco después de una acción militar ucraniana. Horas antes, Ucrania había lanzado un ataque con misiles Storm Shadow de fabricación franco-británica, impactando una planta química estratégica en la región rusa de Bryansk, utilizada en la producción de pólvora y combustible para cohetes. A pesar de que el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 57 drones sobre la zona sin registrar víctimas ni daños significativos, la rápida respuesta de Moscú subraya un peligroso ciclo de represalias.
En un movimiento que refleja la urgencia de la situación, el Parlamento ucraniano aprobó un aumento de 324.700 millones de grivnas (aproximadamente 6.600 millones de euros) en el presupuesto de Defensa. Este incremento será financiado en parte mediante la utilización de activos rusos congelados, una medida justificada por el ministro de Finanzas, Sergi Marchenko, como una «necesidad imperiosa». La decisión entrará en vigor tras ser firmada por el presidente Zelensky.
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