
La más reciente cumbre entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, volvió a dejar un momento incómodo en la Casa Blanca. Según reseñó el diario español La Vanguardia, el encuentro, celebrado en Washington, se enmarca en el segundo mandato del republicano, caracterizado por sus comentarios polémicos ante líderes extranjeros.
Mientras saludaba a la prensa al inicio de la reunión, Trump lanzó una frase que de inmediato encendió una incómoda pero sobre llevable tensión: “Él sabe sobre elecciones amañadas mejor que nadie”, dijo con una media sonrisa y señalando a Erdogan.
El comentario aludía a las elecciones estadounidenses de 2022, en las que el republicano perdió frente a Joe Biden. Erdogan guardó silencio, y Trump, en un giro de tono, lo describió luego como “un hombre muy duro” y un amigo, incluso durante la administración Biden.
La agenda formal se centró en las sanciones que Washington mantiene sobre Ankara desde 2020, después de que Turquía adquiriera sistemas de defensa rusos S-400. Trump ofreció una salida: permitir que Turquía vuelva a comprar cazas F-35, siempre que deje de importar crudo ruso. “Quiero que deje de comprar cualquier petróleo de Rusia mientras Rusia continúa esta ofensiva contra Ucrania”, subrayó.
Consultado por la posibilidad de reanudar las ventas de aviones de combate, el mandatario respondió: “Creo que tendrá éxito en comprar las cosas que quiere comprar”. También dejó entrever que podría levantar las sanciones “muy pronto” si la cita resultaba positiva. “Si tenemos una buena reunión, casi de inmediato”, afirmó.
El aparente cambio de tono reaviva las expectativas de Ankara, que busca normalizar su relación con Washington y recuperar acceso a material militar estratégico. La buena sintonía personal entre Trump y Erdogan, marcada por elogios mutuos, podría ser clave para que ambos gobiernos encuentren una fórmula que deje atrás las restricciones impuestas hace cuatro años.
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