
La Comisión Europea (CE) adoptó una postura de cautela diplomática estricta este lunes, negándose a comentar directamente las crecientes tensiones entre Estados Unidos y Venezuela, tras las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, quien no descartó acciones militares, aunque matizó que dudaba de ir a la guerra.
Ante las reiteradas preguntas de la prensa sobre si la Unión Europea (UE) teme una escalada en el conflicto o si respaldaría alguna «iniciativa» de Washington en Venezuela, la portavoz de la CE, Anitta Hipper, fue tajante: “No tengo comentarios adicionales sobre esto. Me gustaría pedirte que te dirigieras a las autoridades estadounidenses”.
El Límite del Derecho Internacional
Pese a la negativa a comentar la retórica de Trump, la Unión Europea sí estableció un marco de acción claro respecto a la lucha contra el crimen organizado, tema mencionado por el presidente estadounidense.
La portavoz Hipper afirmó que la UE «comparte el objetivo de desmantelar el crimen organizado», pero subrayó una condición fundamental: todas las acciones «deben regirse por el Derecho Internacional».
La jefa de portavoces de la CE, Paula Pinho, complementó esta postura al ser consultada sobre si un eventual ataque estadounidense sería compatible con el Derecho Internacional: “No vamos a entrar en escenarios hipotéticos. No es de interés para nadie”.
Trump Mantiene la Ambigüedad
Las declaraciones que motivaron la reacción de Bruselas se produjeron este domingo. Trump había dicho inicialmente que dudaba que EE. UU. fuera a la guerra con Venezuela, pero elevó la incertidumbre al ser preguntado por posibles ataques a objetivos venezolanos.
El presidente respondió con ambigüedad calculada, alegando que no revelaría sus planes militares a la prensa y usando el argumento de que el gobierno de Caracas está enviando «miles de personas de cárceles, instituciones mentales, y adictos a las drogas» a Estados Unidos.
Sobre la cumbre de la UE y la CELAC que se celebrará la próxima semana en Santa Marta (Colombia), Pinho indicó que no podía «prejuzgar» si la crisis entre Caracas y Washington sería incluida en la agenda, manteniendo la prudencia europea sobre el conflicto regional.
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