El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, utilizó la plataforma del Encuentro Parlamentario del Gran Caribe en Defensa de la Paz, celebrado hoy en el Palacio de Miraflores, para emitir una enérgica denuncia contra lo que calificó como la «agresión sistemática» del Gobierno de Estados Unidos.
El Jefe de Estado fue categórico al afirmar que la ofensiva responde a una ambición directa por los recursos naturales y la posición geoestratégica del país.
«Quieren robarnos la reserva más grande de petróleo del mundo,» sentenció el mandatario, añadiendo que la gran riqueza de Venezuela –incluyendo las mayores reservas de gas del continente, 30 millones de hectáreas cultivables y su historia liderada por Bolívar– es lo que la ha convertido en blanco de una guerra multiforme.
Riqueza, Dignidad y Guerra Multiforme
Maduro expuso que la confrontación incluye amenazas militares, guerra psicológica y campañas de desinformación, elementos que buscan desestabilizar la construcción del modelo democrático venezolano.
«Hoy vivimos otro capítulo de esa historia de agresión, pero también de resistencia victoriosa. El pueblo venezolano seguirá construyendo su modelo democrático, con plenas libertades, autonomía y soberanía. Sin ceder ni un ápice de dignidad como pueblo histórico,» expresó el presidente.
Llamada a la Integración Continental
En un punto clave de su intervención, el presidente Maduro convocó a la unidad del continente, subrayando que la lucha de Venezuela por la independencia es, de hecho, la lucha de «toda Nuestra América».
Para formalizar este frente común, el Ejecutivo anunció la convocatoria a un gran encuentro de movimientos sociales, fuerzas políticas y parlamentarios antes de finalizar el año. El objetivo es alzar una voz unificada en defensa de la paz, la soberanía y el respeto a los pueblos de América Latina y el Caribe.
El Ejecutivo concluyó destacando el respaldo genuino de los pueblos de la región, y utilizó la historia de Haití —víctima de más de 100 intervenciones militares por su legado de ser la primera República libre de América— como un recordatorio irónico de la narrativa calumniosa impuesta desde Washington.
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