
El presidente estadounidense y líder republicano, Donald Trump, ha encendido la alarma sobre el futuro de Europa al declarar que el continente está «andando en dirección equivocada». La contundente afirmación fue hecha pública mientras confirmaba su total respaldo al contenido sobre la política europea articulado en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), el documento clave que establece, por mandato legal, las prioridades geopolíticas de la administración en Washington. Esta ESN, cuya implementación progresiva comenzó en 2023, subraya una visión crítica sobre ciertos rumbos políticos y de seguridad adoptados por los aliados transatlánticos.
La coincidencia de este pronunciamiento con importantes noticias en el ámbito tecnológico y regulatorio europeo no es casual, ilustrando las tensiones y desafíos que actualmente definen la relación entre Washington y Bruselas.
La Comisión Europea sanciona a X (antes Twitter) con €120 millones
En un desarrollo separado pero igualmente significativo, la Comisión Europea ha impuesto una monumental sanción de 120 millones de euros a la plataforma social X, anteriormente conocida como Twitter, por un total de tres graves vulneraciones de la legislación de la Unión. La multa refleja la creciente determinación de Bruselas para hacer cumplir la normativa digital y proteger a sus ciudadanos.
Una de las infracciones más destacadas se relaciona directamente con la controvertida política de verificación de cuentas. Por años, Twitter había utilizado la célebre marca azul para reconocer e identificar la identidad de cuentas de personalidades e instituciones relevantes, sirviendo como un crucial sello de autenticidad. Sin embargo, la adquisición de la red por parte de Elon Musk hace cuatro años, y su posterior rebautismo como X, vino acompañada de un cambio radical: se permitió a cualquier usuario obtener la marca azul mediante un pago por el uso de la plataforma.
La Comisión ha dictaminado que este cambio ha creado una peligrosa ambigüedad, dificultando enormemente a los usuarios determinar la autenticidad de las cuentas y, consecuentemente, la credibilidad de su contenido. Este paso, según la investigación, «expone a los usuarios a estafas y otras formas de manipulación», minando la confianza pública en la información que circula en línea.
Falta de transparencia y restricciones a investigadores
Las otras dos sanciones impuestas por Bruselas a X se centran en la falta de transparencia operativa de la plataforma. Específicamente, se ha multado a la compañía por la falta de claridad en sus repositorios de publicidad, que son cruciales para entender el contenido de los anuncios mostrados y, más importantemente, la identidad de quién financia dicha publicidad.
Finalmente, la Comisión ha penalizado a X por restringir el acceso a datos de la plataforma a instituciones e investigadores. Este acceso es fundamental para el estudio independiente del impacto social y democrático de las redes sociales, incluyendo la propagación de desinformación y el discurso de odio. La imposición de esta multa subraya el compromiso de la UE con la vigilancia académica y la rendición de cuentas de las grandes tecnológicas.
La declaración de Trump y la acción regulatoria de la UE contra una de las mayores plataformas de comunicación dibujan un panorama de profunda fricción geopolítica y regulatoria en el espacio transatlántico, poniendo en relieve la disparidad de enfoques en temas de seguridad y gobernanza digital.
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