
Al menos siete detonaciones sembraron terror, a las 8:50 de la noche, del lunes, en el parcelamiento Lomas del Valle, de la parroquia Raúl Leoni, al oeste de Maracaibo. En el frente de la casa marcada con el número 86-62, situada en la avenida 67B, del mencionado sector, yacía el cuerpo ensangrentado de Orlando José Fernández, de 48 años.
El hombre, a quien apodaban como “El Kojak”, fue sorprendido por dos pistoleros cuando se disponía a abrir el portón de su residencia.
Los delincunetes aprovecharon la oscuridad e interceptaron a Fernández, cuando se bajaba de su camioneta, una Cheyenne gris.
Al menos siete proyectiles atravesaron el cuerpo del hombre y se desplomó en la acera. Luego de perpetrar el homicidio, los delincuentes huyeron del lugar a toda velocidad en otra unidad en la que llegaron al sitio.
Familiares de Fernández al escuchar la balacera salieron del inmueble a ver qué ocurría y se encontraron con la sangrienta escena.
El cuerpo del hombre estaba en medio de un charco de sangre a un lado del portón de su vivienda. Aún respiraba.
Uno de los seis hijos de Fernández, de 19 años, lo auxilió en medio de una crisis de nervios y lo trasladó malherido hasta la clínica La Sagrada Familia, pero ya era tarde. El hombre ingresó sin signos vitales.
Según voceros del Cicpc, “Fernández era un delincuente dedicado al robo y hurto de vehículos”.
Investigan una venganza. Sin embargo, familiares del fallecido contaron que “los hampones lo mataron para robarle la camioneta”.
“No era la primera vez que lo asaltaban. Era la tercera vez que intentaban despojarlo de su camioneta. Orlando se ganaba la vida trasladando carga pesada. No tenía enemigos, nunca nos manifestó que había recibido amenazas de muerte”, aseguró Ángel Fernández, hermano. El hombre dejó seis hijos.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com




