Rona Josefina Bohórquez González está muerta. Es muy probable que esté sin vida desde el miércoles cuando Jesús Enrique Montilla Soto, su esposo, salió de la pieza alquilada donde vivían y cerró con llave el candado. El 17 de este mes cumplirían un mes ahí, detrás de la casa número 25-129, ubicada en la avenida 41, entre calles 28 y 29 de Grano de Oro. La hija de la dueña de la vivienda no veía a la pareja desde el miércoles en la noche.
La estranguló por celos. Esa es la información preliminar que maneja la Policía científica. Presumen que murió asfixiada. La mujer, de 37 años, era «muy hermosa» y eso atormentaba a su pareja. Montilla no va a la casa desde ese miércoles. Tal vez desde entonces Rona está inmóvil, encima de su cama, con poca ropa y emanando olores tan putrefactos, que despiertan el morbo de los vecinos.
Fue de esta manera cómo Fany Sánchez, dueña de la casa principal y las piezas para alquilar, se desahogó: «Tenían poco tiempo, no los traté mucho, pero qué me iba a imaginar yo esto. Ellos prometieron arreglar el contrato de arrendamiento, porque yo les dije que alquilaba los cuartos solo por un año. No me dijeron cuánto tiempo iban a quedarse».
El hallazgo
El domingo 7 de octubre en la noche la pareja felicitó a Sánchez por su cumpleaños. La señora no los vio más. Pasaron los días entre quehaceres y cuidado de los nietos, por eso no reparó antes en la ausencia de dos de sus inquilinos. Comenzó a percibir un olor putrefacto, fuerte, y pensó que se trataba de ratas.
Llamó a Rona varias veces para informarle sobre la presencia de los animales y aunque el teléfono repicó insistentemente, nadie respondió. La madrugada del sábado su hija le tocó la puerta para entrar y dormir en la vivienda principal, pues el olor era demasiado penetrante, y ella vive a un lado de la pieza de la pareja.
Al amanecer las sospechas se hicieron presentes. Ambas fueron a la pieza y avistaron el candado bajo llave. «Eso solo puede hacerse desde afuera jamás desde adentro». Pensaron que Rona había ido a pasarse unos días en casa de su mamá, en La Floresta.
A estas alturas, el olor seguía guiándolos, así que corrieron la cortina de la ventana y vieron un cadáver encima de la cama, a medio vestir. «Rona y Jesús entraban y salían, juntos o separados. Los familiares de ella venían a menudo, sobre todo los sábados. Y fíjate, mirá la hora y nadie, ni siquiera la hermana. No sé qué pasó».
Jesús Enrique Montilla Soto y Rona Josefina Bohórquez González vivían antes en Caracas. Él es traductor y ella se dedicaba a los oficios del hogar. Vecinos comentaron que la pareja se veía feliz, nunca escucharon discusiones y siempre estaban juntos. Eran serios, educados y amables.
Negocio familiar
Fany Sánchez tiene 15 años alquilando piezas en Grano de Oro. Nunca había ocurrido algo similar en su casa. Tenía cuatro piezas, tres para el alquiler y una para su hija y dos nietos.
Isabel Cristina Morán / La Verdad