
Dentro de su inocencia, la pequeña Zugey Carolina Epiayú aún no sabe que el causante de su herida fue una bala, similar a la que hace tres años, exactamente el 9 de octubre de 2011, le quitó la vida al morochito Amércio José Hernández Salás, de apenas 1 año, cuando dormía en su vivienda ubicada justo al lado de la escuela donde Zugey esta mañana escuchaba clases.
En esta oportunidad, la niña corrió con más suerte pues el proyectil, una bala llamada fría pues iba en caída, le impactó en el hombro izquierdo sin perforarla y luego le rozó la región intercostal. Eran las 7:40 de esta mañana cuando la pequeña, junto a otros 15 alumnos, escuchaba clases en la escuela básica Indio Mara del barrio Catatumbo, parroquia Idelfonso Vásquez, al noroeste de Maracaibo.
Los pupitres estaban fuera del salón debido a que la escuela se encuentra en reparación; trabajos que según representantes y educadores, llevan casi cuatro años. La intemperie permitió que el proyectil, supuestamente calibre 9 mm, le llegara al cuerpo de la menor aún con fuerza. Afortunadamente no le llegó a la cabeza pues se hubiera repetido la triste historia del niño Américo. En esa oportunidad la bala atravesó el zinc.
Carmen Iguarán, la maestra del segundo grado, sección C, que le daba clase a Zugey, no sintió nada pero vio a la niña cuando esta se le acercó con dolor en su hombro. Inmediatamente la revisó y vio sangre que le salía de un pequeño orificio. Junto a un obrero la llevaron al CDI que está justo al lado de la escuela y allí la atendieron. Luego su madre, Hilda Epiayu, la llevó al HUM y la terminaron de curar. Afortunadamente la bala no le causó una herida profunda. Fue dada de alta y antes de las diez de esta mañana, estaba de vuelta a su casa.
La progenitora de la niña herida habló con los periodistas y con funcionarios del CPNB que respondieron el llamado de los educadores tras lo ocurrido. La mujer, madre de seis niños, dijo que su hija cree que fue un “bicho” que le pico y por ello le manifestó que no quería ir más a la escuela. “Zugey es la tercera de mis hijos y en total son cuatro los que estudian allí. No puedo dejar que no vayan porque es la única escuela del sector”, comentó
Pese a que los homicidios producto de “balas perdidas”, no son resueltos, en el caso del niño Américo José, funcionarios de la entonces Brigada Contra Homicidios del CICPC, dieron con los responsables de accionar las armas que le quitaron la vida a ese pequeño. Los detectives capturaron a Franklin Oswaldo Olivares Vega (35), uno de los líderes de la ya disminuida banda de “Los Chatarreros”, en su residenciadel barrio Brisas del Norte con un arsenal y 112 pitillos de bazuko.
Ahora le corresponderá al jefe del Eje de Investigaciones de Homicidio, Wilmer Rodríguez, dar con los culpables.