
Miles de entusiastas repletaron el centro de convenciones más grande de EEUU para celebrar la reelección del Presidente. El mandatario anidó su comando en un complejo cerrado y no al aire libre como en 2008. Por un momento se temió lo peor. Luego estalló la euforia
McCormick Place fue el búnker de Barack Obama. Literalmente: un fortín. El imponente compendio de edificios beiges, considerado el centro de convenciones más grande de Estados Unidos, hasta tenía una guardia pretoriana en cada entrada. En el imperio del Norte le llaman Servicio Secreto.
No hubo alma que se salvara ni credencial que diera inmunidad. Llegar temprano tampoco dio ventajas. A las 5.00 de la tarde esperaba la cita: media hora de fila para que periodistas, entusiastas de Obama y cada ser humano con intención de ingresar encararan a un puñado de hombres de voz gruesa y actitud bravucona.
Los encargados de la seguridad del Presidente se armaron de guantes, pastores alemanes y detectores de metales para su labor. La revisión era digna de un aeropuerto en plena alerta amarilla. Correas, cámaras, teléfonos, computadoras. Todo lo requisaban. Y es que adentro estaría, al rozar la medianoche, su "patrón": El presidente de los Estados Unidos.
Obama anidó su comando en ese complejo cerrado de 62 años, a diferencia de hace cuatro años, cuando celebró al aire libre en Grant Park ante 250 mil personas. Un silencio desértico recorría el salón principal mientras la prensa se instalaba en extensos mesones a sus costados. A las 7.00 de la noche, al fin se escuchó algo de vida, algún vitoreo lejano. Eran cada vez más seguidos. Gritos, euforia. Los "pro Obama" anunciaban su estampida.
Un monstruo de mil cabezas
Los "pretorianos" del SS y los organizadores abrieron las puertas cerca de las 8.00. Centenares de hombres, mujeres y jóvenes repletaron los espacios frontales y laterales. Sentados en gradas o parados, se agruparon. Se hicieron uno. Tomaron sus banderas. Pero se alborotaban solo cuando las cadenas de televisión anunciaban, estado a estado, los resultados. O cuando los enfocaban y transmitían imágenes en vivo.
El "monstruo" del McCormick fue despertando de a poco. Estallaban al confirmarse los "feudos" de Obama en pantallas gigantes que transmitían los resultados. Todo fue un preludio para el gran momento. CNN lo reportó a las 11.08 de la noche (1.38 hora venezolana): "Obama, reelecto presidente de los Estados Unidos". La génesis del pandemonio.
Las banderas se agitaron con vértigo. Corrieron las lágrimas. Sobraron los brazos. Puños elevados al cielo. Valerie Searcy-Cox, voluntaria de Obama, estaba exultante en la multitud. La mujer, de unos 40 años, daba brincos a rabiar rugiendo junto a su pelotón: "¡Cuatro años más, cuatro años más!".
Fiesta colosal
El griterío se calmó a medias hasta que, una hora después, el aspirante republicano aceptó su derrota. Ya el telón principal se había abierto, revelando sobre la tarima otra grada de cientos de seguidores que bailaban y brincaban más que un alma joven en taberna. Luego, a las 12.35 de la gélida madrugada de Chicago, apareció el anfitrión y estrella.
El McCormick gritó hasta que le ardió la garganta. Ondeó sus banderas hasta que le dolieron los brazos. Vitoreó a "su" líder retumbando cada rincón. Barack Obama, vistiendo un traje oscuro, camisa blanca y una corbata del azul demócrata, sonrió, se paseó por el escenario junto a su esposa Michele y sus hijas Malia y Sasha.
El funcionario reelecto les agradeció. Prometió que lo mejor está "por venir". Se declaró más inspirado, más determinado en su rol. Juró unir al bipartidismo y negó que EEUU esté tan dividida como los políticos claman. Lo dijo en 23 minutos de discurso.
Su rezo final -"que Dios bendiga a América"- dio alas a millones de papelillos tricolor que arroparon a la muchedumbre, alborotada como nunca. En el podio aún podía verse un logo redondo. Simboliza el cargo de Obama. El que seguirá ocupando por el tiempo que pregonó, estruendoso y excitado, el titánico McCormick. "Cuatro años más… cuatro años más".
"La tarea de perfeccionar nuestra unión avanza. Estoy más inspirado y determinado que nunca". Barack Obama, Presidente reelecto
23 minutos de discurso protagonizó Obama en el McCormick Place de Chicago.
Vía Diario La Verdad/Gustavo Ocando Alex, enviado especial