El Gobierno colombiano y las FARC dan los toques finales a los preparativos y programas con los cuales se presentarán, a partir del próximo 8 de octubre, en Oslo, en un tercer intento para darle salida al largo conflicto armado que vive el país andino.
A una semana de que se baje la bandera del incipiente, pero esperanzador proceso de paz, el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ya definieron a «las cabezas» que los representarán en el proceso que luego de Oslo irá a La Habana.
El exministro colombiano Humberto de la Calle Lombana, quien también ha sido embajador y vicepresidente, fue designado por el presidente Juan Manuel Santos como el jefe del equipo negociador del que hacen parte dos generales retirados, uno de la Policía y otro del Ejército; un filósofo y un representante de los empresarios del país complementen el quinteto.
La contraparte, las FARC, confiaron sus esfuerzos al número dos de su movimiento, Luciano Marín Arango, alias «Iván Márquez», quien estará rodeado de otros rebeldes que al decir de los expertos, son una mezcla que reúne el «ala dura» y la parte ideológica de esta guerrilla, la más antigua y activa del continente.
El presidente Santos ha reiterado en varias oportunidades, la más reciente en Naciones Unidas, que afronta el proceso de paz con «moderado optimismo».
Santos, que ya había tenido una baja significativa en las encuestas, repuntó y según un sondeo de la firma Detexco Company, difundida la semana pasada, aumentó en 18 puntos hasta el 62,97 % su imagen favorable tras su anuncio de iniciar un proceso de paz.
Por su lado, las FARC han deslizado posiciones en las que se adivina que la negociación será complicada y han señalado, junto al Ejército de Liberación Nacional (ELN), su rechazo al Marco Jurídico para la Paz, aprobado por el Congreso colombiano y que sirve para sentar las bases legales de una eventual desmovilización.
El ELN ha expresado al Gobierno colombiano que puede contar con ellos para trabajar en un proceso de paz «real, estable, duradero y profundo», después de que el mandatario colombiano dijo que también se podía sumar esa guerrilla.
Agencias