En materia de educación, América Latina no sólo produce malas noticias.
Si la región observó con preocupación los resultados de la última prueba Pisa, publicados a comienzos de diciembre, los éxitos obtenidos por la colombiana Vicky Colbert por su trabajo con escuelas rurales le acaban de valer el que muchos consideran «el Nobel de la educación»: el premio Wise de la Fundación Qatar.
Y sus ideas no sólo se están aplicando en su país natal, sino también en lugares como Timor Oriental o Vietnam.
Lo que sugiere que tal vez no haya que ir muy lejos para encontrar soluciones a los problemas de calidad que afectan a los sistemas educativos latinoamericanos.
Pero, ¿qué puede encontrar uno en las aulas en las que se aplican los conceptos desarrollados por Colbert?
«Por un lado, niños trabajando en pequeños grupos, siguiendo unas guías de aprendizaje; niños que van dialogando, interactuando, mirándose a los ojos, tomando decisiones en grupo, trabajando juntos», le explica la educadora colombiana a BBC Mundo.
«Y luego a un profesor que va de mesa en mesa, asesorando, retroalimentando durante el proceso; facilitando, motivando, haciendo preguntas; gastando más tiempo con los que van más lentamente».
«Es decir, no un profesor dictando clases a un grupo homogéneo, sino distintos grupos que van a distintos ritmos».
Ideas «viejas» para un nuevo modelo
Estamos conversando en las oficinas de la fundación Escuela Nueva en Bogotá y lo que Colbert describe es el modelo educativo del mismo nombre que ella empezó a desarrollar a mediados de la década de los 70 junto a la estadounidense Beryl Levinger y el colombiano Óscar Mogollón, fallecido hace dos años.
«Eran tantos los problemas que nos vimos obligados a replantear el modelo convencional de educación, en el que un maestro que dicta y transmite información. Y ese fue el punto de partida»
Vicky Colbert
La educadora colombiana es la primera en reconocer que las ideas detrás de Escuela Nueva no son precisamente… nuevas.
«Son ideas que conocemos hace más de 100 años, sólo que estas ideas llegan solamente a los colegios de élite, no a las escuelas más pobres de América Latina», le dice a BBC Mundo.
«Lo primero es que no todo el mundo aprende lo mismo, a la misma hora, al mismo tiempo. Entonces tiene que haber un aprendizaje personalizado», explica.
Y lo segundo, agrega, es una apuesta por el aprendizaje colaborativo, que le permita a los niños construir conocimiento en grupo y aplicarlo casi inmediatamente en su vida cotidiana, involucrando así más a la familia en el proceso de aprendizaje.
«Así es que se aprende en Singapur y en la Universidad de Harvard», sostiene Colbert.
Su mérito, y el de sus colegas, fue encontrar una forma de llevar esas ideas a la práctica de forma sencilla, de forma que pudieran ser apropiadas por los maestros rurales colombianos.
Y cuando después de diez años de aplicación el modelo fue adoptado como política pública e implementado en más de 20.000 escuelas rurales colombianas, los resultados fueron extraordinarios.
Por todo el mundo
Efectivamente, en 1988 la UNESCO encontró que Colombia era el único país, después de Cuba, en el que las escuelas rurales obtenían mejores resultados que las de las zonas urbanas.
«Lo primero: no todo el mundo aprende lo mismo, a la misma hora, al mismo tiempo. Entonces tiene que haber un aprendizaje personalizado. Dos: el aprendizaje colectivo.»
Vicky Colbert
Eso hizo que un año después el Banco Mundial escogiera Escuela Nueva como una de las tres innovaciones que más ha impactado exitosamente las políticas públicas educativas a nivel internacional.
«Y entonces vinieron muchos países de todo el mundo a aprender de lo que hacíamos», cuenta Colbert, quien afirma que gracias al interés de gobiernos y organismos multilaterales como el Banco Mundial, el BID y UNICEF el modelo logró llegar a más de 16 países, especialmente en América Latina, beneficiando a más de 5 millones de niños.
Más recientemente, en 2010, el gobierno de Vietnam también puso a prueba el modelo en 24 escuelas primarias de seis provincias del país.
«El piloto fue tan exitoso que decidió empezar a aplicarlo en sus 63 provincias», se lee en un reporte reciente del Banco Mundial.
Y, según Colbert, algo parecido está pasando en Timor Oriental y pronto el modelo empezará a ser empleado en Tanzania.
Mirando hacia adelante
«Son ideas que conocemos hace más de cien años, sólo que estas ideas llegan a los colegios de élite, no a las escuelas más pobres nuestras de América Latina»
Vicky Colbert
Esos sin embargo no son, ni muchos menos, los únicos logros de Escuela Nueva.
Desde hace varios años la fundación, inaugurada en 1987, ha venido adaptando con excelentes resultados el modelo a las realidades urbanas y para poder trabajar más efectivamente con comunidades desplazadas.
Y la ganadora del premio Wise se muestra particularmente orgullosa de los hallazgos de una evaluación realizada en 2006 por el Instituto de Educación de la Universidad de Londres que destaca el impacto de Escuela Nueva sobre la convivencia pacífica.
«Tenemos otros retos: estamos en la secundaria urbana, estamos introduciendo con mucha cautela las nuevas tecnologías, porque debemos tener mucho cuidado en qué tecnologías introducimos para no dañar el diálogo, que es la esencia del aprendizaje en Escuela Nueva, además de asegurarnos que sean costo-efectivas «, explica.
Actualmente, su fundación también trabaja para introducir en el curriculo temas de emprendimiento y educación financiera.
«Las innovaciones a veces se debilitan dentro de lo público; entonces hay que buscar socios, hacer alianzas público-privadas», le dice Colbert a BBC Mundo.
Y frente a los problemas de calidad educativa que enfrenta el continente, su invitación es a no estar intentando «inventar la rueda» de manera constante.
«Colombia tiene un modelo probado: Escuela Nueva es un chasis básico, ciertamente, pero ya sabemos que funciona. Construyamos a partir de él», sugiere la educadora colombiana.
Vía BBC Mundo