
Stéphane Hessel, el autor del best seller de 32 páginas ¡Indignaos!, que catalizó y originó el nombre del movimiento ciudadano de los indignados en Grecia y España, ha fallecido a los 95 años, según ha anunciado su esposa, Christiane Hessel-Chabry. Antiguo diplomático, miembro de la Resistencia contra los nazis, europeísta convencido y defensor de los Derechos Humanos, Hessel vendió más de cuatro millones de ejemplares de ¡Indignaos! en casi 100 países desde que la obrita se publicó en octubre de 2010.
Nacido en Berlín, en 1917, Hessel se convirtió en ciudadano francés en 1937 después de que sus padres se instalaran en París en 1925. Durante la Segunda Guerra Mundial, se enroló en la Resistencia, fue condenado a muerte, capturado por la Gestapo y deportado en 1944 al campo de concentración de Buchenwald. Tras la guerra inició una larga carrera en la diplomacia, colaboró en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, medió en diversos conflictos nacionales y extranjeros y se convirtió en un referente de la humildad, la humanidad y la justicia social.
Hombre de izquierdas y europeísta de cuna, su libro ¡Indignaos! se convirtió en una suerte de guía para el movimiento español de los indignados nacido de las manifestaciones del 15-M en 2011. Al principio, sus razones para la indignación fueron, sobre todo, la creciente desigualdad entre los ricos y los pobres, la forma en que Francia trataba a los inmigrantes y los ataques contra el medioambiente. El propio autor reconocía en una entrevista publicada por El País en mayo de 2011 que no esperaba que su librito tuviera tal repercusión en el extranjero.
«Cuando empezamos con la idea de este pequeño libro teníamos a Francia en la cabeza. Ocurrió que en pocas semanas se produjeron varios acontecimientos. La popularidad de Sarkozy se fue hundiendo, lo mismo ocurrió en Italia con Berlusconi, e incluso en España con Zapatero, y en Portugal con Sócrates. Antes de que se produjeran las revueltas del norte de África, la idea de que los Gobiernos de varias partes del mundo rozaban comportamientos que provocaban la indignación de la gente era algo que raramente habíamos visto», aseguraba.
Nacido el año de la revolución soviética, según le gustaba decir, Hessel procedía de una familia judía convertida al luteranismo que se instaló en París en 1925. Su padre, Franz Hessel, y su madre, Helen Grund, los dos artistas, vivieron un trío amoroso con el también escritor Henri-Pierre Roché, que acabaría dando origen a una de las películas más célebres del cine francés, Jules et Jim (1962), que interpretó Jeanne Moreau y Oskar Werner.
Roché contó la historia en una novela que muchos años más tarde adaptaría el cineasta François Truffaut. La historia real no acabó en suicidio-homicidio, como en el cine, sino en una simple separación. Hessel contaba que su padre se “apartó voluntariamente” ante la pasión vivida por los dos seres que más amaba en el mundo. Y cuando recordaba aquel trío insólito, totalmente alejado de la convención, solía decir que de niño decidió que lo mejor que podía hacer era ser “el preferido de cada uno de los tres”.
Su madre, una mujer libre y dominadora que intentó hacer de su vida una obra de arte; su padre, que tradujo a Proust al alemán con el filósofo Walter Benjamin, y Roché trasmitieron al pequeño su amor por la cultura, la poesía y la literatura. En 2006, Hessel publicó “O ma mémoire: la poésie, ma nécessité”. Se dice que nada le gustaba más que recitar a Baudelaire y a Verlaine, a Goethe o a Melville, y que presumía de conocer de memoria más de cien poemas.
Nacionalizado francés en 1937, Hessel, que hablaba alemán, inglés y francés, se convertiría en un activista precoz siguiendo los cursos de Merleau-Ponti y leyendo a Sartre. En 1939 fue apresado por los nazis, pero se evadió y se reunió con Charles de Gaulle en Londres. Reenviado a Francia en 1944, fue arrestado y deportado al campo de concentración de Buchenwald, donde cambió su identidad con la de un preso francés recién fallecido para librarse de la muerte. Tras trabajar descargando y desnudando cadáveres en el campo, Hessel se evadió de nuevo, pero fue otra vez capturado, y finalmente saltó del tren que le llevaba a Berger-Belsen y se sumó a las tropas estadounidenses para llegar a París en mayo de 1945.
Vía El País